Curioseando por los pasillos fui a parar a la biblioteca, mi santuario, entré sintiéndome complacido por el gran tamaño del edificio, mirando los enormes estantes repletos de libros, llegando hasta la ultima sección, una de las más grandes, matemáticas, una asignatura fascinante.
Vi a un hombre alto y solo, tomando entre sus manos un pequeño libro que no logré identificar, le escuché murmurar algo y me acerqué.
-¿Disculpe, es usted profesor?-