Este día había sido especialmente agotador. Milena-sensei me había llamado para discutir conmigo acerca del asunto de mi compañero de cuarto que llegaría por la mañana. Después había tenido entrenamiento con el equipo de tennis y después estuve encerrado con Ryo en la biblioteca por horas, ayudándole con matemáticas; esa última parte, en realidad, había sido lo más agradable de todo el día.
Ahora estaba en el camino de regreso a mi habitación porque Ryo había quedado con Keiser para estudiar.
Suspirando, comencé a tratar de desanudar mi corbata mientras empezaba a girar el pomo de la puerta. Para mi sorpresa, éste fue abierto por alguien más desde dentro y al abrirse la puerta me topé con el rostro de un joven rubio de aproximadamente catorce o quince años.
- ¿Rikku? - le llamé al recordar el nombre que se me había sido mencionado.
Aunque nadie dijo que tendría ese aspecto...