Vagueando... [Nizeyo]

Me senté en la silla de su escritorio y me crucé de pieras como un indio, otra vez. Me froté levemente dónde me habia dado el golpe.
Lo que me preocupaba era el cascabel.

- Solo me limitaba a decir la verdad... -con cara de niña pequeña- ...gomen si te molestó, no lo diré más... -girando la silla y haciendome un ovillo para que no me viera, auqnue mi voz se habia vuelto triste en verdad.

- Si Ayleen-sama me gusta no puedo evitarlo... el decir su nombre cariñosamente... -mis ojos se tornaron húmedos y empezaron a caer algunas lágrimas totnas-

Parpadeé una vez lentamente mientras me acercaba con paso decidido hacia esa gatita... Agarré un pañuelo de encima la mesa y le quité las lágrimas. Nizeyo se veía tanto como un lindo gato... aunque ahora parecía un lindo gato herido...

- Neko-chan, esta bien que te dirijas a mi cariñosamente pero... ¿y el sexy? - pregunté dudosa.

- Pues porque yo creo que Ayleen es muy... sexy... -escondiendo mi rostro entre las rodillas y hablando bajamente-

No me atrevia a saltarle encima aunque tenia muchisimas ganas, tanto de abrazarla como de besarla. Pero... y si volvia a enfadarse? Me asustaba mucho la gente que me gritaba cuando me decian que "eso no está bien" o "no quiero". Me cogi más fuerte a mis piernas y dejé un suspiro muy ahogado.

- Ayleen es demasiado sexy para mi... seguro que tienes todos los hombres que van... detrás de ti... -dije eso con la rabia camuflada en mis palabras y con unas ganas terribles de arañar a algo, asi que me arañé mis propias piernas-

¿Hombres? Hmp... No pude evitar comenzar a reir de sarcasmo, cogiendome el estomago que en su dia había contenido un niño, que en un futuro podría haber seido uno de esos horribles hombres que tantas veces me había enfrentado cuando era pequeña. Los aborrecía hasta tal punto de evitarlos... La miré con un poco de desprecio por sus últimas palabras y le devolví su cascabel.

- Tu no sabes nada. - le resalté la última palabra en forma de desprecio.

- Lo siento si te ofendí de nuevo... y es verdad, no se nada sobre ti... -dándome un golpe muy fuerte en la cabeza contra la mesa, justamente dónde tenia el apósito que me habia puesto ella momentos antes-

- Soy i-dio-ta! -dándome golpes constantemente en la frente contra la mesa cada vez que decia las sílabas-

Me quedé con los brazos en al mesa y la cabeza entre ellos, no queria levantarme y ver al cara de enfado que le habia provocado de nuevo a Ayleen. No tenia ni ganas de tener entre mis manos el preciado cascabel que me regalaron cuando era pequeña y que me daba la confianza en los gatos y las personas...
Empecé a llorar de nuevo, pero esta vez tan silenciosamente como cuando un gato se mueve para cazar un ratón.

- *Es que siempre la acabas cagando* -pensé para mi-

Suspiré y le puse un cojin donde se estaba dando. No quería tenerla demasiado tiempo ahí.

- Nizeyo-san, antes de atacar a tus victimas deberías saber como mínimo su edad, no crees?

Yo sabía algo de ella, pues tenía la ficha médica de todas las chicas del colegio, donde me decía que era más joven que yo, más sana y más legal... Pero ella no tenía ninguna ficha de mi en que le dijera algo. Tan solo sabía mi nombre...

- Se mas cosas de ti de lo que te piensas, que no salen en una ficha...

Empecé a vestirme, ya habia abandonado toda esperanza de "hacerla feliz" a mi manera. y mira que iba a ser cariñosa...
suspiré y miré la ventana que no estaba rota, bajé mi vista hacia mi mano derecha, la cerré como puño, cogi carrerilla y rompi el cristal con el dicho puño, luego empecé a hablar sin pausa.


- Te llamas Ayleen, tienes 28 años, eres simpatica y acogedora aunque lo escondes en miradas y caracteres frios, tienes la sonrisa de los ángeles, adoras los gatos, tienes un cuerpo que da envidia, odias a los hombres por lo borde que me lo dijiste y eres mi ídola. -me puse en el marco de la ventana dispuesta a saltar de nuevo hacia el árbol que habia escalado antes- Y aunque no te lo creas... te amo! -casi gritando-

Al momento que salté, tiré el colgante a la mesa y luego fui a parar a una de las ramas del árbol. Me quedé sentada ahi, llorando de nuevo, como la idiota que me habia vuelto. No tenia ganas de dar clase, ni de hablar con nadie, solo queria estar sola...

- *Ahora si que la perdi y todo por mis tonterias infantiles*

La maldecí mentalmente... Ahora tenía otra ventana rota... Suspiré y me puse a recoger los cristales que había por el suelo. En terminar, quité las manchas de sangre... Supuse que volvería pronto, pues no podía ir a molestar al doctor de los chicos y había dejado leves marcas de sangre en los vidrios rotos... Sin duda era una idiota... pero en ese momento pensé que ella era tan solo MI idiota... Suspiré de nuevo y me puse a arreglar unos papeles cuando ví que me había dejado el cascabel. Sonreí me lo colgué en el cuello, a modo que me acordara de devolverselo cuando volviera.

- Definitivamente solo eres una gatita con demasiado poder... - sonreí un poco.

Luego lo recordé... ¿Como sabía incluso cuantos años exactos tenía? Era.... era... ¿¡Una acosadora!? Arqueé la ceja de nuevo, con el tic mientras hacía una forma deforme en uno de los documentos que estaba arreglando...

Subí a una rama más alta del arbol, encontrándome con una gracil sorpresa. En ese árbol habia 7 magníficos gatos, todos blancos y aunque eran de calle trnian el pelo más suave que habia tocado nunca. en seguida se acercaron a mi, me tumbé en esa rama, que era más gruesa que la otra, como un gato. Los felinos se acercaron a mi y empezaron a subirme por la espalda y los brazos, yo solo me limité a relajarme, mientras que recordaba que momentos antes me habia puesto las lentillas azules.
El espíritu de gatita se habia ido...
Y sin saber porque empecé a cantar muy bajito una canción que me encantaba y que se la dedicaba a Ayleen...

- "Si fuera más guapa y un poco más lista,
si fuera especial, si fuera de revista,
tendría el valor de cruzar el vagón
y preguntarte quién eres.

Te sientas enfrente y ni te imaginas
que llevo por ti mi falda mas bonita,
y al verte lanzar un bostezo al cristal
se inundan mis pupilas.

De pronto me miras, te miro y suspiras,
yo cierro los ojos tu apartas la vista,
apenas respiero me hago pequeñita
y me pongo a temblar.

Y asi pasan los dias de lunes a viernes,
como las golondrinas del poema de Bequer,
de estaciona estacion,
de frente tu y yo va y viene el silencio.

De pronto me miras, te miro y suspiras,
yo cierro los ojos tu apartas la vista,
apenas respiero me hago pequeñita
y me pongo a temblar.

Y entonces ocurre, despiertan mis labios,
pronuncian tu nombre tartamudeando,
supongo que piensas que chica mas tonta,
y me quiero morir.

Pero el tiempo se para,
te acercas diciendo,
yo aun no te conozco y ya te echaba de menos,
cada mañana rechazo el directo y elijo este tren.

Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado,
un dia especial este 11 de marzo,
me tomas la mano, llegamos a un tunel
que apaga la luz.

Te encuentro la cara gracias a mis manos, me vuelvo valiente y te beso en los labios, dices que me quieres y yo te regalo el ultimo soplo de mi corazón"

Entre verso y verso, fui suspirando. En verdad tenia ganas de volver con ella, pero no me atrevía. Poco a poco, fui cerrando los ojos al igual que los mininos que estaban por alrededor y encima de mi.

Tras terminar el papeleo, me dejé caer un poco de la silla y miré a través de la ventana "recientemente" rota... Suspiré y supuse que ahora ella debía estar vagueando como siempre. Toqueteé el collar un poco y decidí que tal vez debería irselo a dar. Me pasé largo rato intentando encontrarla, hasta que mientras iba por el patio, escuché sus suspiros y cantos, algo lejos. Mientras buscaba de donde provenían se terminaron los hermosos versos, que hicieron que de mis ojos se cayeran unas ligeras lágrimas. Pero desaparecieron casi al instante que sentí el roce del suave pelage de un hermoso gato blanco en mis piernas. Me agaché con tal de coger al pequeño y lindo gatito, pero se fue y trepó a un arbol. A pesar de que sabía que tenía pocas probabilidades de subir ahí bien, lo intenté... ¡¡Estaba todo lleno de gatos!! Me quité los zapatos de tacón y comencé a subir con cuidado. Me apoyé en una rama, ya un poco elevada, cansada de subir tanto, cuando esta se rompió. Me quedé sorprendida en shock mientras caia, y en darme cuenta, mi espalda dio un fuerte golpe contra el suelo. Gemí un poco de dolor, y fui a levantarme para volver a trepar, pero no pude reincorporarme. Me miré el tobillo, de donde sentía un dolor agudo... Aún sin examinarmelo, pude deducir que era una clara torcedura... Me arrastré hasta el tronco del arbol para apoyar mi espalda y me quedé ahí, esperando a que alguien se diera cuenta de lo que me había ocurrido. Suspiré y el gato que me había hecho hacer eso bajó.

- Todo esto es tu culpa, ¿lo sabes? - sonreí un poco mientras lo acariciaba y él comenzó a ronronear. -¿Quien va a curarme si la doctora soy yo?

Suspiré... Así era yo, mala para todo....

Cuando estaba cogiendo el sueño, un fuerte sonido me despertó, haciendome levantar la cabeza para ver que era lo que habia pasado. De un momento a otro, vi que la rama en que yo habia estado minutos antes de que subiera con los gatos no estaba. Parpadeé un poco impresionada un par de veces y bajé la vista lentamente para ver dónde habia ido a parar la rama.
Lo que vi me sorprendió, la rama estaba al suelo pero un poco más a la izquierda habia una mujer que acariciaba a uno de los gatos que estaba conmigo instantes antes. No sabia si bajar o no, pero al oir sus ultimas palabras me armé de valor y poco a poco y en silencio fui bajando, con los gatos que me acompañaban, tanto los que estaban encima de mi, como los que estaban a mi alrededor. Estaba un poco asustada de como podia reaccionar al verme de nuevo después de la ultima tonteria que me habia separado de ella.

- Nyaa~...? -la miré con mis ojos que se habia tornado azules y me fui acercando a ella hasta estar en frente. Los gatos me acompañaron en los maullidos y ronroneos-

Al verla, no pude hacer más que sonreir... Me pensaba que tendría que estar horas hasta que alguien me viera, pero en lugar de eso, Nizeyo apareció de la nada... Bueno, de encima el arbol que había provocado que estuviera así... El gato se apartó de mi regazo y antes de que se fuera con sus compañeros, alcancé a darle una suave caricia. Tenía el pelo tan realmente bueno al tacto... Suspiré bastante feliz, a pesar de que no lo pudiera parecer, y abracé a mi gatita, cogiendome fuertemente a ella.

- ¿Has vuelto a por tu collar, Neko-chan? - dije en forma de broma. - ¿O a por alguien como yo, que te ha tratado tan mal?

La atraí más hacia mi, con la poca fuerza que tenía en estos momentos, pues no quería parecer tan debil y llorar por una torcedura como esa... Había visto mucha gente con peores daños y no habían soltado ni lágrima... Yo no quería ser la médico debilucha que lloraba ante cosas así... De verdad deseaba hacerme fuerte... como Nizeyo...

- No me trataste mal... Ayleen no se enfadó conmigo?...

La cogí suavemente, intentando que su tobillo no se moviera lo más mínimo. Miré a los gatos y estos subieron al árbol de nuevo. Habia dos métodos para llegar a la enfermeria: o ir andando hasta llegar al pasillo dónde está la puerta, o subiendo al árbol y saltando des de alli hasta llegar a una de las ventanas rotas. Como no sabia si la puerta estaba abierta o no, decidi hacerlo rápido. Subí al árbol colgándome de las ramas que parecian más resistentes.
Al llegar a la rama dónde me habia dormido la miré y le dije.

- Ahora no grites...

Corrí y salté con todas mis fuerzas y mi impulso hacia la ventana, llegando justo a la pequeña repisa. Al estar alli hice un mal movimiento en el que casi caímos, auqnue por suerte me pude coger a un vidrio que salia con los dientes.

Cuando trepó el arbol me volvió a salir el tic en la ceja. Al saltar me dieron ganas de huir de sus brazos, pues sabía que algo así no iba a terminar bien... pero por suerte llegamos a la repisa de la enfermeria. Entramos por esa ventana que antes ya había sido rota, y le pegué de nuevo en la cabeza, con el lado de la mano.

- ¿Pero eres tonta o te lo haces? Porque si te lo haces dedicate a actriz... - dije enojada...

¡Y si nos huberamos llegado a caer! Nos ibamos a matar... Definitivamente, el cerebro de Nizeyo era de la misma capacidad craneal que la de un australopithecus.... O más pequeña aún....

- Pero salté porque calculé bien... -frotándome dónde me habia dado-

Fui al baño que habia en la enfermeria y allí escupí todo cristal que tenia en mi boca, que solo eran cuatro trocitos pequeños. Usé agua para quitar la sangre que habia en mi boca por los pequeños cortes y aproveché para ponerme otro tipo de lentillas de color azul, estos más azul cielo.

- Ves... Ayleen, siempre se enfada conmigo... -sentándome en la cama como un indio y cogiendo la almohada para abrazarla mientras la miraba cariñosamente y con pena en mis ojos- Además... si sigues de pie... tu tobillo empeorará... -acercándome a ella y haciendo que se sentara en la cama- Puedo... curártelo?...

Suspiré. Tenía razón. Si permanecía de pie más tiempo, sin ningún tipo de cosa que lo devolviera a su lugar, mi pie solo iba a empeorar. Me tumbé en la cama donde me había sentado y asentí a su pregunta... No había nadie más que pudiera curarme, aparte de mi misma, así que ella me iba a ser de ayuda al menos...

- Nizeyo, no me enfado contigo... Es solo que eres demasiado impusliva y deberías pensar que siendo yo la única doctora de aquí de momento, debería tener la llave de la puerta... - dije sacandola y tirandola a la mesa. - Ya me debes 2 ventanas... No quieras deberme más, o te mandaré a alguien de la familia.

Si pensaba en los métodos de mi familia para cobrarse lo que le deben, me daba cuenta que a pesar de que Nizeyo era fuerte, activa e impulsiba, no iba a tener ninguna posibilidad si le mandaba los matones para pagar las ventanas, cosa que no haría, claro....

Al levantarme para ir a buscar las vendas, aproveché para quitarme las lentillas y dejar al descubierto mis ojos naranja. Notaba como la felina que dormia en mi interior se habia despertado. Me acerqué a ella y me senté en frente, cruzando de nuevo las piernas como un indio. Empecé a vendarle el tobillo muy suavemente, para intentar que no sintiera pizca de dolor, mientras lo vendaba sentia que algo ardia en mi interior. Intenté desvanecer ese calor moviendo la cabeza nagativamente, pero sentia que eso no se iba ni a la de tres. Ni con las ventanas rotas...

- Ya está.... -dije acariciandole el tobillo con mis manos-

Me levanté, cogí la llave y cerré la puerta, sin darle ninguna explicación a la mujer. Volví a sentarme, pero esta vez mirándola como gatita, tumbada de lado y sintiendo como mi cuerpo se movía solo. Lentamente le acaricié la pierna que tenia el tobillo lastimado y suavemente puse mis labios sobre su piel, besándola y acariciándola en varias ocasiones.

Sentí realmente aprecio hacia ella... Me había curado bastante bien. Al cerrar la puerta la miré interrogatoriamente, como preguntandole con la mirada porque lo hizo. Cuando se tumbó a mi lado, me dieron ganas de acariciarla como un gato, pero luego comenzó a acariciarme ella, haciendo que un leve rubor me subiera a las mejillas y me quedara realmente sorprendida... Al besarme, cerré los ojos para intentar aguantar los sonidos vergonzosos que venían a mi boca, con intención de salir... Cuando al fin pude articular sílabas con coherencia, la miré intentando parecer seria.

- Nizeyo, que haces?

La miré inocentemente, tumbando levemente mi cabeza hacia un lado, dejando ir un maullido con tono de pregunta. Me puse de cuatro patas y me acerqué a su rostro, juntando las frentes y sonriedo levemente, volviendo a maullar.

- Nyaa~

Después de eso, me lancé suavemente a sus labios, esperando que entendiera lo que queria...

A pesar de que no estaba segura de querer esto en este estado, al verla tan... felina? no me pude negar. Tras el beso me tapé la cara con ambas manos y ladeé la cabeza un poco.

- Si...gue

Me mordí el labio... Tal vez me iba a arrepentir de haber dicho esto, pero ahora mismo el cuerpo me pedía que ella me lo hiciera... Ya estaba bastante excitada....

Lentamente le mordí el cuello mientras me sentaba suavemente en sus muslos. Mis manos se fueron colando por debajo de su camisa, acariciandole de nuevo su piel mientras le ronroneaba cerca de su oído.
A parte de morderle el cuello, tambien le di bastantes lamidas y besos.

- Nyaa~...

Me acerqué un poco más a ella, por lo que su falda subió un poco.

Al sentir las caricias de su tacto calido, sus mordeduras, lamidas y besos, me tapé la cara más fuerte y me mordí el labio haciendo que casi sangrara. Tenía que aguantar esos sonidos vergonzosos que me venían... No podía ni queria dejar que ella los escuchara... Su ronroneo me hacia sentir bien, escucharlo...
Al notar que mi falda se subió un poco, me sonrojé más... ¿Ya se habían acabado las caricias suaves? ¿Iba a pasar a esa zona?

Fui desabrochándole la camisa poco a poco mientras mis lamidas bajaban a su clavícula. Antes de quitarle el sujetador y seguir con mis besos me la quedé observando un rato. Estaba realmente sexy con el cascabel entre sus pechos, lo toqué con el dedo índice, haciendo que sonara y sonreí.

- Te queda realmente bien...

Me lancé de nuevo en busca de sus labios, haciendo que dejara de morderse mientras mis manos se encargaron de quitarle rapidamente el sujetador, acariciando sus pechos, más suavemente que la vez anterior.

Seguí con la cara tapada... De verdad que me daba verguenza tener el aspecto debil que estaba teniendo en este instante... Tenía que ser fuerte, pero no lo lograba... Solo era una simple debil de la que siempre han abusado.

- Gra-gracias... - dije, al tiempo que me quitó las manos de la cara.

Ladeé rapidamente la cabeza sin darle oportunidades a besarme.

- No... no me mires...

Me extrañé un poco pero tampoco queria obligarla a nada, asi que en vez de besar sus labios fui bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos. De mientras mi pierna derecha se coló por entre las suyas y fue subiendole la falda tan lentamente que hasta a mi me daban escalofríos por el suave roce.

- Si no quieres no lo haré... pero es imposible no mirarte... eres demasiado linda...