Pasando el rato (Enseo)

como de costumbre me escapaba de las clases poniendo cualquier excusa de por medio tipo "me encuentro mal" o "necesito ir al baño", puede que fueran un tanto estúpidas, pero la gracia estaba en que funcionaban, para mi eso ya era más que suficiente, además hasta ahora no me había pillado ningún profesor, así que no tendría por qué hacerlo hoy, aunque podría pasar perfectamente, total, las casualidades se llamaban así porque pasaban repentinamente; suspiré aburrido mirando con cierta sorpresa la sala de recreación, abriendo excesivamente los ojos al darme cuenta de su tamaño, casi ocupaba la mitad del instituto, ahora entendía la fama de Tsuki, la verdad es que para invertir tanto dinero en su construcción (como daba por hecho al ver el tamaño de esa sala) debía de ser muy bueno.

-vaya... aquí si que debe de ser difícil aburrirse...-me dije observando la gran cantidad de juegos que ocupaban la sala, hasta un karaoke como pude ver al encender las luces, era una verdadera pasada que en una sala cogiesen tantas cosas; sonreí paseándome por toda la sala distraídamente, olvidándome de que podrían pillarme por dejar la puerta entreabierta y con la luz dada, pero no caí en ese detalle, estaba demasiado entretenido mirando la inmensa sala.

Como prefecto, estaba recorriendo los pasillos del colegio cuando, cerca de la sala de recreación comencé a escuchar algunos sonidos provenientes de su interior.

Frunciendo el ceño, me acerqué lo más silenciosamente que pude y noté que la puerta estaba entreabierta y a través de esa abertura se colaba un ligero haz de luz. Extrañado, abrí la puerta con cuidado y me topé con la imagen de un chico que debía estar en 3er o 4to grado.

Aclarándome la garganta para llamar su atención, me sorprendí al ver que no me hacía caso alguno. Bastó ver en qué se entretenía como para que no pusiera atención a nada de lo que sucedía a su alrededor.

Sonriendo maliciosamente, me acerqué a él sigilosamente y, tras echarle un vistazo a su juego, soplé ligeramente su nuca.

– Me parece que alguien debería estar atendiendo una clase en vez de perder el tiempo jugando...

Sentí como se me erizaba el vello de todo el cuerpo al notar la calidez de su aliento chocar en mi nuca, cosa que me hizo dar un brinco y alejarme al menos medio metro de él mientras una pequeña gota de sudor aparecía en mi frente, ¿desde cuando estaba ese hombre mirándome? No me había dado cuenta de su presencia, es mas si no me hubiese “asustado” hace unos segundos ni le hubiese visto.

-E-Estem… me dolía la cabeza y como soy nuevo y no conozco muy este sitio me perdi y no pude llegar a la enfermería-mentí mostrando una sonrisa todo lo creíble que pude mientras me recuperaba del susto de antes, estaba excesivamente nervioso, ahora solo me quedaba que mi excusa le convenciera y me librase de un buen castigo, no parecía tan fácil de engañar como los demás profesores.

Arqueé elegantemente una ceja tras escuchar la respuesta del chico y me dediqué a examinarlo profundamente con la mirada.

Di dos pasos hacia el frente y esbocé una media sonrisa al ver cómo el rubio tragaba duro y el sudor comenzaba a perlar ligeramente su frente. Era evidente que se encontraba demasiado nervioso. También pude apreciar que sus ojos estaban dilatados con algo parecido al temor, y fruncí el celo. ¿Por qué le temería a otro chico igual a él?

Entonces recordé que ese día me había cambiado el uniforme y estaba luciendo un pantalón de vestir negro y un suéter de cachemir blanco, así que eso aunado a mi aspecto, seguramente debía parecerle algo así como un profesor.

Internamente sonreí torcidamente; parecía que esa tarde me iba a divertir bastante.

– Dime tu nombre –el chico pareció vacilar ante mi orden, pero no respondió. Volví a adelantarme otro paso y él volvió a tragar duro cuando lo tomé del mentón para enfrentar su mirada con la mía –. Nunca antes te había visto a pesar de que pareces ser un chico de 3ro o 4to... ¿hace cuánto que llegaste al Instituto?

Temblé levemente al sentir su agarre y ladee de igual forma la cara en un intento de deshacerme de este, pero teniendo en cuenta que me temblaban excesivamente las piernas y lo nervioso que estaba en ese momento no me fui muy util que digamos, así que intenté relajarme y contestarle, después de todo fuera quien fuera no podía hacerme nada a no ser que cometiese una falta grave, al menos esa era una de las reglas del instituto, aunque de todas formas me intimidaba bastante.

-me llamo Sora… y acabo de llegar hace unos dias, por eso no me has visto antes…-respondí a su pregunta de la forma más seria y calmada que pude, observándolo fijamente por unos instantes, su mirada me intimidaba incluso mas que sus acciones, asi que no pude sostener la mia mucho tiempo y acabé desviándola, volviendo a intentar retroceder.

Lo solté tras escuchar su respuesta y retrocedí un par de pasos, cruzándome después de brazos.

Pude ver claramente que de su intento por parecer sereno y su temor, de pronto había pasado a un estado de intriga y curiosidad. Fue suficiente para imaginar qué clase de persona era.

– Mi nombre es Enseo, alumno de cuarto grado y soy uno de los prefectos en turno del Instituto – dije, dando media vuelta para echar a andar mis pasos hacia fuera del salón de recreación –. Esta vez sólo tendrás una llamada de atención, Sora, pero la próxima vez habrá un castigo – casi susurré, pero por el rabillo del ojo pude notar el alivio que le recorría por completo y no pude evitar sonreír; se parecía ligeramente a alguien... –. Si te sientes mal, te sugiero que vayas a tu dormitorio o a la enfermería, este no es un lugar para descansar.

Dicho esto, comencé a caminar hacia la salida, pero algo me hizo detenerme abruptamente.

Asentí con un ligero movimiento de cabeza y suspiré aliviado al ver como se acercaba a la salida de la sala, sorprendido cuando me dijo que ibamos al mismo curso, p’arecía mucho más mayor que yo, o quizas no, pero por el traje que llevaba me lo pareció, por eso logró intimidarme tanto a parte de su penetrante mirada, quise seguirle y hacer ver como que volvía a clase por si acaso no se había convencido del todo por mi respuesta, pero di un mal paso y me resvalé hacia atrás chocando con una enorme estantería que después de tambalearse por un par de segundos se me vino encima, en ese momento me quedé paralizado, sabía que no me daría tiempo a librarme del golpe si no me movía con rapidez, pero los nervios no me dejaban hacer otra cosa que no fuera mirar como se aproximaba hacia mi, por si fuera poco me dolía muchísimo el tobillo derecho por culpa de esa mala caida, asi que aunque lo intentara no podría ir muy lejos.

-¡ayuda!-grité casi afonico por la impresión, por mas que intentaba alejarme no podía hacer nada mas que arrastrarme por el suelo y con mucha lentitud, asi se me hacía muy difícil moverme, casi imposible.

Tras escuchar el grito de ayuda, por un segundo sólo atiné a ver casi como en cámara lenta cómo el enorme mueble estaba por estrellarse contra el chico; entonces, por instinto, tomé una de las mesas a mi lado izquierdo y la lancé directamente hacia él para cubrirlo con ésta. Sora estaba agachado y era lo suficientemente pequeño como para que ninguna extremidad estorbara con el desplazamiento de la mesa y recordé cómo respirar al ver que mi plan improvisado había dado resultado y los cristales se habían hecho trizas sobre la superficie de la mesa en vez de la cabeza del chico...

Regresé mis pasos hacia Sora y sonreí ligeramente al agacharme y ver su cara de estupefacción. Pobre chico, seguramente se había llevado un buen susto.

- ¿Estás bien? - le pregunté con suavidad para sacarlo de su trance.

Él asintió, así que yo me puse de pie para retirar la mesa y ayudarlo a salir, sin embargo cuando tomó mi mano y trató de ponerse de pie, dejó escapar un quejido e inclinó una pierna.

Frunciendo el ceño, volví a agacharme para revisar la pierna en la que no quería apoyarse y tras subirle el pantalón, noté que su tobillo se estaba hinchando rápidamente.

- Tendré que llevarte a la enfermería - le dije, y haciendo caso omiso a lo que fuera que quisiera decirme, le di la espalda y me puse en cuclillas -. Anda, sube - le indiqué.

Me quedé parado por unos instantes mirando con impresión como me libraba de un buen golpe gracias al mayor, si eso me hubiera llegado a aplastar no habría salido de esta; suspiré en cuanto recuperé el sentido e intenté ponerme de pie, pero una vez mas el dolor de mi pierna me lo impidió, cosa que al parecer notó porque vi como se inclinaba con la intención de que me subiera en su espalda. En un principio me negué por vergüenza, pero no podría caminar solo, me había torcido totalmente el tobillo, asi que el dolor era casi insoportable, no me quedaba otra opcion que aceptar su ayuda.

-Gracias…-dije en un susurro a la vez que rodeaba su cuello con los brazos, dejando salir un quejido de dolor de mis labios, unque en el aire el dolor disminuia muchisimo no dejaba de molestarme, eso me pasaba por no mirar por donde caminaba. Lo gracioso y positivo de todo eso era que esta vez si tendría un buen motivo para faltar a clase, no necesitaba excusas-No le dirás a nadie que estaba aqui en vez de en clase ¿verdad? No quiero que me castiguen los primeros dias...-pregunté con miedo, apoyando el menton en su hombro derecho y aferrándome mas a su cuello por miedo a caerme, era bastante mas alto que yo, aun se me hacía dificil creer que podríamos tener la misma edad.

Al escuchar la petición implícita en su pregunta, sonreí ligeramente.

- Algo tenemos que decir con respecto a cómo te torciste el tobillo - dije -. Y si la enfermera te pregunta el grupo, sabrá que estuviste saltándotelas aun si yo no digo nada.

Sentí que el chico comenzaba a tensarse y mi sonrisa se amplió un tanto más. Parecía ser de la clase de persona a la que le gusta hacer lo que se le venga en gana sin pensar en las consecuencias y no pude evitar preguntarme qué en su vida le habría llevado a ser así.

-Pero tengo una idea para que evitemos pasar por la enfermería - dije tras un breve lapso de silencio -. Puedo llevarte a mi habitación y curarte ahí. Tarde o temprano se sabrá que faltaste, pero con la diferencia de que yo ya te habré dado el castigo durante el que terminaste torciéndote el tobillo.

-Gracias…-susurré, suspirando aliviado al escuchar sus palabras, estaba excesivamente nervioso en ese momento, no quería ni imaginarme la reaccion de mis padres si por culpa de mis fugas de clase me expulsaran del instituto, no me hacía mucha gracia recibir algun golpe por su parte, aunque hasta ahora nuestras peleas no habían pasado de simples gritos para todo había una primera vez y no quería arriesgarme, aun no había visto a mi padre completamente enfadado, sabía perfectamente que podía pasarlo muy mal si eso pasaba; escuché un leve quejido por su parte que me hizo salir de mis pensamientos, por culpa de los nervios había apretado un poco el agarre de su cuello y claramente le estaba doliendo, asi que me relajé todo lo que pude e intenté dejar la mente en blanco, por esa vez me había salvado.

Me quedé en silencio durante unos minutos, dejando escapar algun que otro quejido de vez en cuando por culpa de los fuertes pinchazos que me daban en el tobillo, el cual estaba algo inflamado o al menos eso creía, no era la primera vez que me lo torcía y la verdad, me daba miedo que fuera algo más que una simple torcedura, esperaba que no pasase de ahí, aunque odiara las clases no me apetecía mucho estar en cama todo el santo dia, era demasiado hiperactivo para eso.