Feliz Navidad (Yu) (cerrado)

De: Yu
Para: Kei

Mensaje: Kei, estás libre para quedar esta noche? Ven si puedes al patio a las 10. Lleva dinero y ve arreglado, ponte algo elegante. Nos vemos!

Ése era el mensage que me sorprendió mientras dibujaba en mi habitación. El timbre de alarma me había sacado del estado de ensoñación en que me encontraba, con el lápiz en la mano. En cierta forma me venía bien que me llamase para quedar, había pensado al fijar la vista en una pequeña colsa colgando de la silla del escritorio. El caso es que dejé el block a un lado, cogí la bolsa guardándola en un bolsillo (grande) de mi gabardina negra y, vestido con unos pantalones rectos negros que delineaban bien mis piernas y una camisa completamente blanca (sencillo pero que me daba un aire elegante y muy de mi estilo, ya que por alguna razón me había pedido que fuera arreglado y no le encontraba problema a la petición) y con mi habitual venda cambiada por una banda gris perla, salí de mi habitación a las diez menos veinte.

Y ahora, a las diez menos diez, estoy esperando en el patio mientras miro las estrellas y espero a que llegue Yu. Soy consciente de que he llegado muy pronto, pero me gusta estar aquí de pie, mirando las estrellas y oyendo crujir el aire helado de diciembre. Es Navidad. Nunca le he dado gran importancia a esta fecha, ya que en mi casa nadie la celebraba, menos aún alguien me deseó felices fiestas. Aún así disfruto de ésta época del año, si bien no por las fiestas, sí por el fresco y en cierta forma dulce clima. Ha estado nevando los últimos días y aunque no ha calado mucho, una fina capa blanca adorna los tejados de la escuela. Con las manos metidas en lo bolsillos, una de ellas rozando la bolsa, siento que el viento agita mi gabardina.

Agitaba mis manos sobre la toalla en mi cabeza para secar todo el cabello mojado después de la ducha, tomé un poco de gel fijador entre mis manos y amoldaba los mechones de pelo, dejando las capas en punta los rebeldes flequillos sobre mi frente. Una vez el peinado estuvo listo, procedí a tomar el pequeño bote de crema colorante. No era costumbre maquillarme, ni mucho menos, pero para mostrarme más presentable un poco de corrector sobre la cara para dar a la piel un aspecto más limpio y de porcelana, no venía nada mal. Ya solo faltaba alistarme la ropa.

Quedaban diez minutos, así que apresuré a abrir el armario y buscar algo que ponerme, aunque llevaba toda la tarde pensándolo, no conseguía decidirme. Finalmente tomé una camisa blanca elegante como otra cualquiera pero con la peculiaridad de que no tenía mangas y estaba acompañada de una corbata blanca. Pensé que no quedaría nada mal con unos simples pantalones de tela blancos y botas un poco altas del mismo color, las cuales me puse por encima del pantalón quedando completamente a la vista. Una vez todo estuvo perfectamente colocado me eché un vistazo al espejo, gracias a que la camisa no tenía mangas se dejaba entrever las puntas de las alas del tatuaje, aunque desgraciadamente con este frío tendría que coger algo si no quería pescar un resfriado, así que tomé una pequeña gabardina de cuero ajustada que me llegaba a medio muslo de color rojo sangre muy oscuro, con corte de chaqueta de traje de chaqué y varios bolsillos a su alrededor.

Me eché un poco de colonia, vainilla, mi favorita, un olor suave y dulce. Por último tome las últimas cosas que metí en los bolsillos de la chupa, entre ellos el móvil, el monedero y por supuesto, no podía olvidar lo que tantos quebraderos de cabeza me había dado esta última semana.

Cerré la puerta de la habitación a mis espaldas esperando no encontrarme a ningún metiche en el camino, aunque por supuesto había quedado muy poca gente en el centro ya que la mayoría salieron durante las vacaciones.

Una suave brisa me recibió en el exterior, hacía una buena noche en la que el aguacero parecía haber cesado regalándonos un cielo limpio de nubes donde las estrellas se dejaban ver. Caminé hacia el patio pisando de vez en vez montones de nieve acumulada que aún quedaba en el piso. Pronto hallé a una persona parada entre los árboles mirando al cielo y con sigilo para que no notase mi presencia, me acerqué hasta a él por la espalda.

- ¡Buh! - llamé su atención, no muy alto ni con intención verdadera de asustarle, más bien en un suave susurro, una vez estuve detrás suya, cerca de su oído haciendo inevitable que el vaho salido de mis labios rebotase en él - que bueno que hayas venido - dije en alivio, ya que no había tenido contestación suya a mi mensaje, temía que no pudiese acudir y bueno es saber que no fue así - por cierto... feliz Navidad - le felicité con una amplia sonrisa en mis labios.

Le miré girando solo la mitad del cuerpo viéndole por encima del hombro, con la cabeza algo ladeada. Tal vez por el agradable ambiente de invierno, tal vez porque me gusta la noche y parece sacar lo mejor de mí, tal vez por la afabilidad y alegría sinceras con que me había saludado , tal vez por esa sonrisa tan amplia que al principio tan raramente me regalaba pero desde el parque se había vuelto más frecuente... o tal vez por todas esas cosas juntas, le devolví una sonrisa que en mí podría catalogarse incluso de dulce. Con los ojos calmadamente entrecerrados, susurré de vuelta, por primera vez en mi vida esas palabras.

-Feliz Navidad...

Me volví por completo hacia él respirando lentamente de forma que el vaho flotó como una nube de niebla plateada a mi alrededor. Por esta vez mantuve una expresión moderadamente distendida, dejando de lado mi inexpresividad... al menos durante un ratito, estaría bien.

-¿Es una especie de fiesta navideña privada para tí y para mí?

Me alegró ver como me devolvía la sonrisa, sin duda era un gesto que aprecié mucho junto a sus felicitaciones. Realmente esta sería una noche espléndida que podremos disfrutar y relajarnos como nunca.

- Así es - afirmé felizmente sonrojándome un poco por el comentario mientras me paraba a observarlo detenidamente, sonriendo victorioso porque me hubiese hecho caso en llevar algo elegante y sinceramente le lucía pero que muy bien - y por eso, saldremos por la puerta grande - le dije mostrándole las llaves que tintineaba entre mis manos, ya que con un par de favorcillos conseguí que hoy, por ser Navidad, un profesor me diese permiso para salir y esta vez no tendríamos necesidad de saltar la valla. - Vamos, no nos retrasemos más - le dije tomándole de la mano prácticamente arrastrándole a la puerta pues estaba ansioso porque continúe la noche.

Me dejé arrastrar al principio aunque pronto comencé a acelerar el paso para ir a su ritmo y que no tirase de mí. Me sorprendió verle sacar las llaves, pero vista la facilidad con que se había pegado a mí no me cabía duda de que era capaz de lograr lo que quería... aunque una pequeña vocecita susurró que no le habría resultado fácil si yo no hubiera puesto de mi parte, y que eso no era normal en mí. Me pregunté si solo era mi caso, él mes que había pasado allí me lo había preguntado otras veces.

Al fin llegamos a la puerta y esperé con paciencia que abriese la puerta. Tardó un poco, supongo porque el frío le entumecía las manos. Cuando al fin lo consiguió lo seguí afuera.

-¿Y tienes pensado algún plan en especial para esta noche? Ya que me citaste supongo que sí, aunque está bien simplemente el haber salido a la nieve. No olvides cerrar la puerta, dudo que al profesor le haga gracia si la dejas abierta.

Asentí a sus palabras una vez que cruzamos la puerta, volviendo a cerrarla, lo que menos me apetecía era cargar con un profesor enojado que se tiró dos horas pidiéndome precaución cuando saliésemos antes de cederme el permiso. Una expresión de desagrado se apoderó en mi rostro al recordar ese suceso, cuando una de las cosas a cambio del favor fue que tuve que contarle para qué quería salir, a dónde, con quién y para qué... Así que acabo sabiendo todo lo que pasaba en mi cabeza, desgraciadamente... Pero finalmente acabó deseándome suerte y que cuando volviese le tenía que contar todos los detalles... Ese profesor definitivamente está loco.

- ¿Eh? Sí... - contesté un poco ido un tiempo después en el que sin querer me había enfrascado en mi mente de nuevo - había pensado en ir primero a ver los puestos que abren antes de la inauguración al lado del lago, después ir a comer a un restaurante italiano que hay mesa reservada a las once para que a las doce nos dé tiempo de ir a comienzo festival a ver los fuegos artificiales - le conté los planes perfectamente calculados, organizados durante una semana e investigados por todas las vías a lujo de detalle... Vamos, como para que me hubiese dicho que no podía venir. Sería divertido ver el festival y todo, según me he informado hay muchos puestos para jugar y de comida de todos los lugares.

- Y ¿cómo te han ido los exámenes? - pregunté más bien para sacar conversación mientras nos dirigíamos a nuestro primer destino, pues era obvia la respuesta y aún más cuando gracias a mi "ayuda" fue que empezó a estudiar incluso antes.

Comida italiana, perfecto. No tenía grandes manías con la comida, pero ciertamente me gustaba mucho la italiana, sobretodo la pasta. Sabía de festivales navideños de ese tipo en Japón pero por supuesto yo jamás asistí a ninguno.

-Eso se parece sorprendentemente a una cita.-el comentario fue en parte para picarle, ya que con el tiempo lo descubrí una entre las maneras fáciles de hacerle saltar. Cualquier sugerencia de ese tipo le hacía pegar un pequeño rebote que nunca duraba más de un minuto.- ¿Me creerás si te digo que jamás vi unos fuegos artificiales?- mi voz sonaba teñida por un suave deseo, realmente tantos libros en que los mencionaban una y otra vez, llamándolos flores del firmamento no me habían dejado impasible.- Los exámenes... normales, supongo, algunos eran algo difíciles, pero creo que he sacado mejores notas que de costumbre. En cuanto a tí...-mi voz sonó tétricamente peligrosa.- Más te vale haber aprobado después de los tormentos que pasé para enseñarte. Sobre todo las mates, no sé por qué te cuesta tanto la lógica si eso, lógico. Y algún día me tendrás que explicar lo que tenía de interesante la mariposa que pasó frente a la ventana, o la superficie del escritorio, que me desconcierta más.

En serio, fue toda una tortura, cuando decía que no le resultaba fácil estudiar lo decía de verdad.

Inflé los mofletes por su comentario, al menos así podía parecer que mi sonrojo era por aguantar la respiración, eso colaba ¿no? Además... no parecía una cita... cena en resturante, fuegos artificiales... ¡Mierda, sí parecía una! Mejor dejo de pensar en eso o acabaré iluminando la calle con mi cara colorada. - ¿Una cita? ¡Que no ves que somos hombres ¿o qué?!

- ¿De ti? Claro que me lo creo - contesté intentando así deshacer toda reacción de su comentario, un poco en venganza por éste - pues a mí me organizaron un espectáculo de fuegos artificiales cuando nací - le conté presumidamente - imagínate a una familia completa de chinos, que no son nada pequeñas por cierto, tirando fuegos por todo el barrio con un bebé en brazos al que ignoraban su llanto... Así salí después... - aunque ese último comentario iba escondido bajo una falsa apariencia de que me refería al aspecto de loco por tener que haber soportado eso siendo sólo un bebé, aunque en realidad me refería a que si ese fue el comienzo, el transcurso con el trato de ese niño fue aún peor y tanta atención y admiración para un simple mocoso no es buena nunca.

Sudé la gota gorda al escuchar su amenaza. Tuve que sacar precisamente ese tema... - Pero si soy un alumno modelo, hombre... Los profesores siempre decían que era de lo mejorcito, así que no tienes de que quejarte - cierto era, sobretodo el "decían". Le miré un poco confuso intentando meditar una respuesta acertada, tampoco era mi intención dejarle morir sin saber algo tan interesante, sería una crueldad de mi parte - pues es que la mariposa parecía tener ojos pintados en sus alas y parecía que te miraban, creo que me estaba leyendo el futuro... Pero como tú me interrumpiste no pude sacar nada - le reproché mirándole acusadoramente con los ojos entrecerrados - ¡oh! la superficie del escritorio tenía cosas grabadas en ella ¡es que no te fijas en nada, hombre! No vas para detective ¿eh? Pues es que si la mariposa leía el futuro, en el escritorio estaba grabado el pasado... "Akememeo was here" y había muchísimas parejas con la fecha en la que empezaron a salir inscritas. Se ve que la mesa era muy vieja porque eran realmente muchas y de hace muchos años... así que no paraba de preguntarme si aún seguirán están juntas ¿no te da curiosidad? - le pregunté infantilmente sin poder creer que pudiese darme una negativa a la respuesta. Definitivamente era una blasfemia decir que le hice pasar tormentos, con lo pendiente que estuve... incluso analicé todo a mi alrededor y no perdí detalle de nada, nada. Al final voy a resultar ser más listo que Kei y todo... Seguramente será eso, que me tiene envidia...

-Según recuerdo fuiste tú quien primero comentó sobre salir con otros hombres...

Ajam, ajam. Asentía con cara de escepticismo antes sus escusas.

-Tu futuro, ¿eh? ¿Llegó a decirte si aprobabas? Porque si empezaba por suspensos seguiría con un par de hostias y varias noches atado al escritorio hasta que te lo supieras de carrerilla. ¿Ves? No necesitas una mariposa para saber tu futuro.-solté con fastidio.- Y a mí me importan bien poco esas u otras parejas, ya te dije que esas cosas no me interesan. No me interesan para mí, menos aún de otras personas.

Hablábamos mientras caminábamos. Miré mi móvil, ya eran las diez y veinte. Borré las cinco llamadas perdidas de un número ingrato.

-Deberíamos darnos prisa si no quieres llegar muy justo al restaurante.

- ¿En serio? - pregunté riendo nerviosamente, parecía que no había colado... - pues no te aconsejaría salir con hombres... son unos pervertidos todos y siempre acaban metiéndote mano, sobretodo si estáis borrachos, metidos en un jacuzzi, desnudos... - conforme hablaba mi voz se iba apagando cayendo en un profundo trauma.

- Kei... si te cuento algo, ¿me juras que no saldrá de aquí? Es que... mi conciencia no me deja tranquila y necesito contárselo a alguien - le pedí mientras intentaba esconder mi cara sonrojada con el cuello de la chaqueta, logrando tan sólo cubrir mi boca mientras jugaba nerviosamente con los dedos entre mis manos. - Estuvimos a punto de hacerlo... - confesé con la pena tintada en mi voz sin saber cómo seguir, cualquiera diría que estoy confesando una infidelidad - fue el... primer día que nos conocimos, para estrenar nuestra habitación ¡pero no era yo el que se quería estrenar! - aclaré para que no pensase que de primeras tenía esa intención - es que como estábamos pasados de copas, empezamos a jugar y yo... empecé a provocarle con... posturas indecorosas y ofreciéndome en bandeja...- continuaba tímidamente y con un tremendo rubor en mis mejillas - y... yo solo quería jugar un poco con él porque era divertido ver como eres capaz de provocar tanto a alguien, aunque casi pierdo el control y... un poco más y terminamos en el jacuzzi... - resumí dejando la frase sin acabar, se suponía que era obvia cómo estuvimos a punto de acabar, ¿no?

Dios, de solo imaginarme en esa situación es bochornoso - eso no me convierte en un provocador o en facilcón o en un calienta (...) y todos sus sinónimos ¿verdad? - le pregunté esta vez volteando a verle esperando su respuesta - y no me mientas, sé sincero… - le advertí fingiendo un falso e infantil enojo - es que… me siento mal porque en ese momento me sentí como si estuviese traicionando a alguien, supongo que no debe de agradarle mucho a la persona con la que acabe, saber lo que estuve haciendo y a punto de hacer ¿no? - sin duda una buena solución para que no vuelva a ocurrir será dejar la bebida, al menos no pasarme tanto… Mierda, al final acabaré quitándome todos mis vicios y más sano que una rosa.

- No sé, yo le vi los ojos muy negros… supongo que eso podría interpretarse como que mis notas se ven muyyy negras - contesté sin presar realmente atención, hasta que me lo pensé mejor y me retracté, no quería acabar con esas dos hostias, la verdad - ¡es broma! Biología segurísimo que estoy aprobado porque el profesor es muy majo y está bien sobornado y mates… es que a mitad del examen me empecé a aburrir de tanto pensar y lo hice más a la carretilla pero el resto creo que bien… Bueno, ya basta de exámenes, que estamos de vacaciones, si debes de atarme a una silla a estudiar ya lo harás cuando empiece el trimestre - que buena excusa la mía para no hablar del resto de asignaturas que las veía todas suspensas o quizás no… pero ya no quería comerme la cabeza en esa tontería - además ¿de qué me sirve estudiar? Mientras se me de bien el arte… - sería interesante hacer esa carrera pero entonces tendría que estudiar aún más años, así que descarto ya la idea.

- Ya, ya… eso lo dices ahora - le dije socarronamente por su comentario de soltero - ¿que no te has dado ya cuenta que conmigo a tu lado todo lo que dices no se mantiene? Soy la excepción a todas tus reglas - un momento… eso me ha parecido que ha sonado como si… ¿yo también fuese a ser quien desmintiese su desinterés hacia esas cosas? - no te interesaba que nadie se te acercase, y yo me acerqué y no me rechazaste; no te interesaba tener un amigo, y yo acabé siéndolo - no creo que realmente debiese de tomar eso como un golpe bajo, simplemente era una verdad de la cual no habría que avergonzarse, no tenía nada de malo tener amigos así que no podía ser un golpe bajo, pues si los tenía, aún mejor para él.

Miré la hora para comprobar sus palabras y cierto era que entre mi tardanza y lo que nos llevaría en llegar al lugar, quizás podíamos vernos un poco apurados de tiempo - si quieres vamos directamente al restaurante y ya luego veremos lo otro, ¿tú que prefieres? - le pregunté esperando que no diese a relucir su indiferencia pues no quería entrar en una de esas discusiones de “no, lo que tu prefieras” “no, no… elige tú”, que tanto se me asemejaban a las de una pareja.

-¿A quién se lo iba a contar?-rodé los ojos.- ¿A mi compañero de mi habitación? No, gracias, como ya he dicho no tengo interés en cotillear sobre asuntos ajenos. De todas formas, si lo que te preocupa es tu príncipe azul, no creo que importe. Para empezar, no pasó nada, y para terminar, él podría no ser virgen tampoco. En cambio cuando estés ya con él sería otro cantar.-ignoré deliberadamente sus previsiones respecto a los exámenes, si suspendía, ya me ocuparía en su momento.- Ciertamente, eres una mala influencia para mí. Pero en ese tema llevas las de perder, no es que yo no quiera, sino que simplemente dudo que haya alguien para mí. Nadie se interesaría por mí sinceramente, al menos no cuando me conociese bien.

Estuve a punto de contestarle que como él quisiera, pero sentí revolverse mi estómago y cambié de idea.

-Sí, mejor primero al restaurante, empiezo a tener hambre, no cené nada en la cafetería hoy. Estaba ocupado dibujando y se me pasó la hora de la cena. Además la pasta es una de mis comidas favoritas.

- ¿No podría ser virgen tampoco? - repetí dándole énfasis a la última palabra, no entendiendo a qué venía, pues aunque no se me da bien la lengua, al menos sí sé que eso no se emplea a menos que haya otra persona que cumpla esa misma cualidad - yo aún soy virgen y hasta donde yo llego... ¿es que hay alguien aquí que no lo es tampoco? - le miré a la cara sin ninguna discreción sin poder aguantar la curiosidad que me invadió, pues hasta ahora pensé que él era virgen... pero ese "tampoco" me está matando, ¿quién se supone que no lo es? - Kei… - le llamé para conseguir captar su atención en un noto un tanto tétrico y desconfiado, esperando que no contestase lo que yo estoy pensando… porque sino, será él el que acabé con ese par de hostias.

- No entiendo por qué sería otro cantar... para mí es lo mismo. Si sé que acabaré con él no veo bien tontear con otros, es como buscarle un sustituto y es lo mismo buscarle uno antes de conocerlo que una vez que lo conoces y se va una semana de viaje. Y a mí en particular no me agradaría saber que estuvo con otros sabiendo al final acabará conmigo, aunque no sepa que soy yo en particular pero es seguro que sabe que sí será alguien entre todo el mundo... - conté mi punto de vista sintiendo un poco de pesar porque eso ocurriese, si resultase que se acostó con otras personas así como así, sentiría que no quiso esperarme para descubrir cosas juntos, aunque suene algo bobo pero... quiero al menos poder sentir que nos conocemos solo nosotros. - ¡Además no es solo eso! Aunque no pasase a mayores, no quita el hecho de que literalmente me abrí… de piernas… mi orgullo no puede con eso… - dios, a buena hora se me ocurrió a mi emborracharme, si supiese que iba a acabar haciendo eso me lo hubiese pensado antes dos veces.

- Te gusta que te repitan la misma teoría más de una vez, ¿eh? - no pude evitar sentirme hipócrita al decirlo, cuando él me tuvo que explicar cada teoría matemática cinco veces... - SÍ hay alguien para ti, ya no lo dudes más... Y no es difícil interesarse por ti, créeme - le confesé sin llegar a levantar grandes sospechas en que yo, en cierta parte, sí lo hice. Empecé a cambiar la dirección de nuestro paseo visto el cambio de planes - mejor así... en cambio yo sí desayuné y no sé si me entrará la cena - reí nerviosamente rascándome la nuca pues con el desayuno, tenía prácticamente para todo el día.

-¿Me preguntas sobre mí? ¿Por qué? ¿Te interesa? Y no digo que tú no lo seas, sólo que no le doy importancia, aunque tú mismo insinuaste lo contrario hace poco...-la última parte la dije más por lo bajo.- Y nadie sabe, aunque lo encontrases, nada asegrua que vayais a terminar juntos... ¿no sabes de los amores trágicos? A mí me gustan ese tipo de amores... a menudo leo de ese estilo, así termina el libro que compre la otra vez, ambos son separados... Y por desgracia, pasa mucho en la vida real. Soy de pensamiento más bien pesimista.-reí un poco por lo bajo.- Cambiando de tema, ya me llegó mi portátil, y podemos empezar con el manga enseguida.

- ¡¡Kyaa!! - grité emocionado por la noticia sin poder esconder la ilusión, no sólo por el hecho de que ya estuviese aquí, sino porque pudiésemos a ponernos manos a la obra y nunca mejor dicho - genial, ya no podía esperar más - admití sonriendo ampliamente.

- Y, sí, sí, pregunto por ti - contesté apresuradamente con ansia por saber la respuesta, aunque por un momento pensé en mejor dejar ese tema, pero la curiosidad mató al gato - ¡pues claro que me interesa! - le dije como si fuese la cosa más obvia, es mi amigo, es normal que me interesen esas cosas ¿no? - va, va… dímelo - le rogué intentando esconder un cierto temor por la respuesta que inexplicablemente deseaba que fuese tan solo una de las posibles.

- Bueno, pero esa vez estábamos jugando - me excusé sin darle mayor importancia en recordar nuestro juego de esa ocasión - he tenido oportunidades de hacerlo, como tú ya bien sabes… Pero nunca he querido, no soy esa clase de chico - y de nuevo dando a relucir mi odio por ese tipo de vida que toman algunos, que la verdad me da igual cómo la lleve cada persona, pero en lo personal no la quería para mí. - Y en cuanto a lo que dices, puede que tengas razón... - contesté un poco serio, más de lo que era común en mí, meditando atentamente sus palabras pues no poder estar juntos no era una cosa demasiado difícil de darse, no - pero... mientras pueda tirármelo al menos una vez, me basta jaja - reí estrepitosamente intentando hacer desaparecer lo serio del asunto a modo de broma y dando a relucir mi parte pervertida que por suerte hasta ahora prefería presentarse a la hora de hablar y no de actuar.

-Pues podemos empezar mañana mismo. Y no, no soy virgen, pero eso es un tema que no tiene por qué interesarte y que en lo personal me es desagradable recordar. Y ahí viene la razón de que las chicas digan que solo pensamos en una cosa.-contesté ante su salido comentario.- Pobre del que acabe contigo, lo lleva claro... Aunque me alegro de que al menos no seas esa clase de chico.

Asentí a su oferta, mañana sería un buen día para empezar siempre y cuando no sea por la mañana porque hoy no creo que lleguemos temprano a dormir.

Ya sí prefería no agregar nada más sobre el tema al saber que le desagradaba aunque no me gustó que la respuesta fuese esa pero yo no tenía ningún derecho a reprocharle nada. - Bueno, lo primero es que en ningún momento me han importado las chicas - ciertamente cuando me empecé a interesar por la gente de otro modo fue cuando descubrí mi otra orientación lo que me impidió que alguna vez me interesase por el sexo opuesto - lo segundo es que... nosotros lo daremos a mostrar pero que ellas no lo hagan no significa que no piensen también en eso solamente, ¿o ya olvidaste a ese par de yaoistas? Esas sólo piensan en lo mismo, ¡todos y todas pensamos en lo mismo sin excepción! - me pregunto... si Kei también lo hará... pues aunque diga que no, no lo parezca y demás, es imposible que no piense en eso, aunque sea en su subconsciente o en los sueños o yo que sé... Aunque si que me cuesta imaginarme a Kei... no sé... en situaciones... ¡¡Ahh!! Fuera imágenes, fuera, fuera... - Y... tercero... ya que me he reprimido tantas veces y las que me estoy reprimiendo para mantenerme virgen... al menos merezco un buen polvo, ¿no? Que ni crea que le voy a dejar irse sin cobrar lo que me debe - que como mínimo era un polvo por cada uno que me he negado a tener, así que tiene cuenta pendiente... - así que... sí, no sabe bien lo que le espera... - dije de acuerdo en sus palabras con una sonrisa perversa. Pronto se me pasó mi arrebato de perversión cuando me fijé en que ya estábamos a punto de llegar. - No creas todo lo que digo, hablo mucho pero luego... no dejaré que sus manos bajen más de dos centímetros de lo debido.

-Yo, no. Y esas no creo que fueran las protagonistas de los que pasaba por su cabeza...-sentí un sudor frío simplemente imaginándolo... par de pervertidas.- El pobre hombre no dormirá dos noches seguidas, eso seguro... Y de todas formas, te diré que no es para tanto.

Miré el restaurante, era de tamaño mediano, lo que me alegró, ya que no me gustan los super-restaurantes-todo-lujo. Pintado de blanco y con decoraciones en rojo, sencillamente elegante, sin exuberancias como las que me desagradaban.

-Bien, ¿entramos?

- Pobres chicas... podíamos haberle dado un poco de fanservice - sujerí como el que quiere hacer una obra de caridad. - Uhm... dos noches seguidas, eso se ve prometedor. Ya, ya... pero de ti no me fio porque para que algo te parezca para tanto... Además depende de la opinión de cada persona y de con quién lo hagas, incluso donde y cuando, todo cuenta. Por eso si es algo especial, fuera de simplemente el placer, si creo que sea para tanto.

- Claro, no nos retrasemos más... - le contesté invitándole a hacer los honores, ya que era yo el que le había invitado, por así decirlo.

Pasé y según entró él cerré la puerta a nuestras espaldas.

CERRADO