Compañía al despertar (Yukimura Kei)

Algo de bullicio empezaba a llegar a mis oídos, procedente de algún lugar cercano que no sabría descifrar de dónde. Poco a poco comencé a sentir una suave brisa sobre mi piel acompañada de algunos destellos.

Aún completamente desorientado, fui abriendo los ojos, a los cuales encontraba extrañamente pesados, como si no hubiese pegado ojo en toda la noche… Y es que ahora podía recordar cómo no pude dormirme hasta pasadas las horas sin parar ni un segundo de pensar… Mierda, ahora volvía a recordarlo y ya difícilmente se me irá de la cabeza.

Hice un resumen en mi cabeza sobre todo lo procesado y discutido con la almohada esta noche… Lo más importante de todo es que ya tenía que admitir que la compañía de Kei me agradaba más de lo que debería, pero para mí, su actitud ante esta situación me era completamente desconocida, por lo que sería un enorme error hacerme ilusiones en este momento de la película… Sobretodo, no podía aceptar o negar nada, tendría que esperar a ver como transcurren las cosas y sus reacciones, al igual de las mías, tenía que verificar qué era lo que él producía en mí.

Aclarado eso, suspiro pesadamente y restriego mis adormilados ojos con el dorso de mi mano para despejarlos un poco de la nebulosa que me producía al abrirlos. Empecé a ver un poco a mi alrededor, encontrándome en primera instancia que nadie más había en la cama contraria y la luz se filtraba por la enorme ventana, por lo que deberían de ser pasadas las una, seguramente hoy no seríamos los únicos en levantar tarde.

En un segundo examen me encontré a mí mismo sobre algo blando pero demasiado caliente como para ser el colchón. Intenté incorporarme un poco alzando mi rostro para encontrarme en el de Kei a un lado mío durmiendo boca arriba, mientras mi cabeza permanecía posada sobre pecho y mis brazos apenas conseguían abrazarle. Sonrojado por lo junto que acabamos, solté su agarre a mi cintura con sus brazos que hacía que nuestros cuerpos se aproximasen. Con cuidado de no despertarle me levanté de la cama con las piernas aún dormidas. Alisé un poco las ropas que llevaba desde la noche anterior y me acerqué hasta un pequeño escritorio donde había frente a él un espejo y ordenar un poco mi cabello que se encontraba completamente desordenado, ya que debería de verme presentable.

Antes de volverme para recoger un poco las cosas, eché un último vistazo a mi reflejo cuando algo llamó mi atención, algo que hasta hace un día no estaba. El colgante colgaba elegantemente de mi cuello brillando con intensidad, no me daba cuenta hasta ahora que me lo veía puesto, la armonía que creaba, casi haciendo parecer que siempre estuvo ahí. Tomé la piedra entre mis dedos para verla de más de cerca, sonriendo instantánea y bobamente al recordar el momento en el que me lo entregó, así como la misma felicidad que sentí en ese momento, volvió a apoderarse de mí...

Contuve una sonrisa, la reacción esperada. Lo había imaginado algo más brusco, pero la misma acción al fin y al cabo. Le miré de reojo según se levantaba de la cama y le reseguí con la mirada hasta que llegó al baño.

En realidad llevaba bastante tiempo despierto. Agotado, aún con la cabeza bamboleándose interiormente y los ojos dando vueltas, pero despierto, al fin y al cabo. Al contrario de lo que probablemente pensó él por su forma de levantarse tan rápida, no me molestaba sentirlo abrazado a mí. En realidad me proporcionaba una agradable sensación de bienestar. Durante un buen rato había disfrutado de la sensación mientras esperaba a que mi cabeza se asentara. Y mientras pensaba en el día anterior. Mi conclusión: ninguna. No llegaba a ninguna conclusión satisfactoria, no entendía por qué había sucedido lo que sucedió. Luego llegó la cuestión de cómo comportarme, conclusión número dos: pase lo que pase, no recuerdo nada. Lo mejor es fingir que la fiebre se lo llevó consigo, al menos hasta entender lo que ocurre en mi interior.

Volví a cerrar los ojos cuando lo vi salir del baño, fingiendo seguir dormido y comenzar a despertar. Una actuación perfecta combinando desperezo, bostezo y pestañeos desorientados de un recién levantado. Le miré con apariencia adormilada y murmuré un "buenos días". Ni un fallo, no fuese a darse cuenta de que llevaba tiempo observándolo mientras dormía.

Arrastré mis pies de nuevo hasta la habitación, parándome a la orilla de la cama y sintiendo de nuevo la tentación de caer de nuevo sobre ella y dormir unas horas más. Miré un momento a Kei para ver que contemplar su rostro adormilado, con expresión relajada, aunque no tardé en apartar mi vista al ver sus primero indicios de despertar.

Evité su mirada rápidamente, aunque no sirvió para que no sonrojarme. Buen comienzo, ni siquiera tiene sus cinco sentidos despiertos y ya me está poniendo nervioso. Antes que contestar a su saludo y que mi voz temblorosa delatase lo que me provocaba, me tiré bocabajo sobre la cama, así de paso no podría verme a la cara ni yo le vería a él y mejor así, aunque note que le estoy evitando un poco.

- Hola… - murmuré contra la sábana, imposible de distinguirse lo que dije seguramente, así que dispuesto a encararle, o más bien a que al menos pudiese escucharme mejor, giré mi rostro a su dirección para verle aún echado sobre el colchón - tengo sueño… - me quejé con cansancio por mi cabeza que daba vueltas por la falta de horas de descanso. Ahora que lo recordaba… - esto… ¿cómo te encuentras? - pregunté recordando justo ahora su mal estado anoche y sin poder evitar una preocupación.

-Es normal que tengas sueño, debemos habernos acostado muy tarde... No sé... aún tengo la cabeza como llena de algodón... Pero al menos recuerdo mi nombre...-sonreí.- Y no sé por qué razón, pero me he despertado de buen humor... -una vocecita en mi cabeza sugirió una razón que preferí ignorar al menos de momento. Realmente estaba de buen humor, tanto que me podría permitir un pequeño desliz. Mi pequeña sonrisa se amplió ligeramente en una pícara que no creía poder esbozar.

Ignorando el pulso constante de mi cabeza que de todas formas era bastante leve, comencé a hacerle cosquillas, de suave a rápido, borrando la preocupación de su cara.

Una extraña sensación de esperanzas se hizo presente en alguna parte de mí, intentando creer una posible razón por su buen humor. Aunque por mucho que me empeñe, seguramente no sería por algo así.

Hubo algo que me asustó inmediatamente… Puede ser que ya no se me hiciese extraño verle sonreír y mecánicamente siempre le correspondía, así que eso no me llamaba la atención especialmente pero… esa sonrisa pícara si que lo hizo, enarcando levemente una ceja en muestra de desconfianza, ese nuevo gesto no me daba buenas vibraciones…

Un gran escalofrío recorrió mi cuerpo y di un gran brinco por el susto al sentir el inesperado contacto de sus manos sobre mi espalda, alcanzando un punto débil cerca de las caderas. Enseguida empecé a retorcerme aguantan la risa cuando sus manos no parecían dar indicios de separarse, sintiendo unas grandes cosquillas que buscaba evitar hasta que no pude más y empecé a removerme sobre el colchón haciendo las carcajadas cada vez más sonoras. - Ahh… Por favor… para, ya, ya … jaja. Ahh ¡Kei! - apenas podía alcanzar a quejarme acabando finalmente echo una bola en posición fetal y agitando mis brazos y piernas todo lo que podía para intentar detenerle sin éxito. Intenté devolverle las cosquillas pero difícilmente podía teniendo que protegerme de sus ataques.

Empezaban a dolerme los músculos de la barriga de tanto reír, con todos los músculos contraídos y con las lágrimas asomando de mis ojos, esquivando el recorrido de sus manos para que no me alcanzasen pero que con su rapidez siempre conseguía burlar los movimiento, y lanzando patadas al aire para alejar su cuerpo, aunque debía de admitir que desagradarme es lo último que hacía, aunque estuviese sufriendo de la risa, irónicamente me sentía a gusto.

Comencé a moverme cada vez más rápido dejando controlar mis movimientos por completo hasta que al lanzar mi última patada, sentí como de un instante su manos pararon. Abrí los ojos extrañado para ver que ocurría, mirando a Kei frente a mí y descubrí que mi golpe había ido a parar a… exactamente a un lugar muy, pero que muy doloroso…

- Ayyy… - me quejé yo de su parte llevándome las manos a la boca imaginándome cuánto tuvo que doler eso, avergonzado por mi metedura de pata… y nunca mejor dicho. - Pff… - enseguida tuve que reprimir una risa de las que entran en los momentos en los que ocurren cosas así, aunque sería muy cruel de mi parte reírme de la desgracia ajena, más no podía evitar que se me hiciese gracioso. - ¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! - me disculpé mientras entre medias se me escapaba un indicio de risa. Sabía por experiencia cómo dolía un golpe en la entrepierna por muy leve que sea y no es que mi patada fuese con poca fuerza precisamente. El calbario por el que estará pasando ni me lo imagino... Yu patoso, Yu patoso…

Aguanté el aire de golpe mientras me llevaba las manos lenta y mecánicamente a la zona afectada, evitando soltarlo porque podría resultar en un grito no especialmente decoroso. Fruncí los labios hacia dentro y los abrí para, muy poco a poco, ir expulsando el aire con un sonido sibilante como el que haría un globo deshinchándose. Bajé la cabeza durante el proceso escondiéndola bajo el flequillo.

-Está bien... Culpa mía... He recibido golpes peores... Aunque no precisamente ahí...- contesté con voz explicablemente estrangulada.- Salvo una vez en que a mi instructor de artes marciales se le fue el pie...

Con cuidado comienzo a levantar la cabeza, aún algo pálido pero más o menos recuperado, el abotamiento de mi cabeza había desaparecido por completo sustituido por un leve martilleo, pero creo que prefería mi situación anterior...

- ¡Perdón! De verdad, déjame verlo - le pedí inocentemente dirigiendo mis manos a la zona dañada para aliviar un poco el dolor, aunque por suerte mi mente procesó la información y como si por unos momentos lo hubiese olvidado, recordé dónde fue el golpe y alejando rápidamente mis manos. - ¡No quería decir eso! - me excusé inmediatamente, subiéndose de nuevo los colores a mis mejillas por haber sonado tan mal - no quiero verlo, no, no… Lo dije sin querer, no es que quiera que me lo enseñes… - ¡Yu, por dios, cierra la bocata ya! - Que… eso, si necesitas ir al baño… o te traigo algo… o puedo hacer algo o… ¿Duele mucho? - corté mi nervioso discurso en el que no sabía que hacer, siempre conseguía desorientarme y dejarme en blando, preguntándole preocupado con un gesto de dolor en mi cara, no se le escuchó ni veía muy bien… Seguramente acabará denunciándome por maltrato. - Parece que el dolor se hace interminable pero ya verás como se te pasa enseguida… - intenté consolarle. Ay, menuda forma de empezar el día, espero que eso no afecte a su buen humor de la mañana.

A pesar del dolor la risa se me salió sola por lo bajo, subiendo de a poco de volumen según se ponía más y más incoherente la cosa, hasta que tuve que detenerme por un ataque de tos fruto del esfuerzo. Tardé unos momentos en volver a la semi-normalidad con que me desperté.

-Menos mal que me he despertado de buen humor...- mi voz sonó ronca por el esfuerzo pero no me sentía mal, la garganta ni siquiera me dolía.- Te he dicho que estoy bien, no te preocupes... Y no, no necesito ir al baño, pero te lo agradezco si no intentas levantarme de la cama hasta al menos veinte minutos...

- Bueno, para la próxima vez ya sabes que debes de tener cuidado, que soy bastante inquieto y me muevo sin parar… Pero que sepas que las cosquillas te las devolveré, la patada no fue suficiente - le saqué la lengua infantilmente. Asentí a su pedido y dejarle descansar en la cama mientras con la miraba buscaba algo de comida por la habitación, ya que me entró algo de hambre.

Miré hacia la mesa donde encontré lo que ayer me mencionó. Mi mirada se iluminó y corrí hasta él lo más rápido que pude levantándome de la cama con cuidado para no tirarle. - ¡El portátil! - grité con él en las manos y encendiéndolo al instante. Mientras se cargaba miraba a mi alrededor y encontré un blog justo al lado con un par de materiales de dibujo. Olvidando el ordenador por completo, cogí el cuaderno mientras lo miraba detenidamente. - ¿Y esto? ¿Es tuyo? - le pregunté extrañado pasando la página anterior con curiosidad.

La risa se me cortó de golpe y la sonrisa se borró de mis labios.

-Oh...-por un momento no supe qué decir y fue lo único que se me ocurrió. Intenté recuperar el habla.- No es nada, olvidaba que estuve dibujando antes de salir... no debería haberlo dejado ahí, trae, no mires.-medio pedí, medio exigí. Prefiero guardar esos dibujos bien al fondo del armario.- No te van a gustar, no son... bonitos.- a falta de otra manera de explicarlo. Mi rostro se volvió de piedra y mis ojos se protegieron tras la coraza, no queriendo dejar traslucir lo que pasaba por mi cabeza. El buen humor se había entibiado. Los dibujos son reflejos del alma del dibujante... y la mía no era agradable. Por dentro me estremecía, no quería dejar cosas así a la vista donde cualquiera podría mirar, era un acto imprudente nada propio de mí.

Le miré algo confuso por su comportamiento mientras intentaba que no lo mirase junto a una excusa bastante… precipitada. Que vaya o no a gustarme porque no fuese “bonito” era decisión mía y no me gusta que de por echo algo que ni yo sabría si sería así. - ¿De verdad no quieres que lo vea? - le pregunté seriamente con un deje de tristeza, al fin y al cabo era decisión suya, aunque quisiera saber qué escondía, no tenía derecho a invadir su intimidad sin su consentimiento, ya aprendí que no era conveniente exigirle más de lo que ya me daba. - Si es así lo dejaré… - intenté apoyarle dándole a entender que sólo haría lo que él me pidiese. - Tú decides, así como yo decidiré si me gustan o no, así que no te adelantes a mí decisión. Son sólo unos dibujos, lo que haya en ellos no me asusta. Tampoco es como si quisiese ponerme una venda en los ojos y ver sólo las cosas bonitas del mundo… - internamente rezaba porque tuviese la suficiente confianza en mí, ya que después de lo de ayer… Esperaba que eso cambiase un poco las cosas, por mucho que nos empeñásemos, hoy no es igual que ayer, al menos para mí lo que ocurrió cambiaba un poco las cosas, sólo con alguien en quien confío y confía en mí me dejaría hacer como anoche.

Dudé momentáneamente. No es que realmente no quisiera que lo viese, ni que no confiase en él, sólo...

-No es que me moleste realmente, simplemente... no es algo que agrade a la vista...- miré un momento por la ventana, el paisaje helado.- Los dibujos reflejan el alma del dibujante...- volví a mirarle sonriendo tristemente.- ... y a mí no me gusta la mía.

- ¿Qué le pasa a tu alma? ¿Qué tiene que no te gusta? - pregunté incrédulo por lo que dijo, era la última cosa en la que le daría la razón, definitivamente no pensaba lo mismo que él. - ¿Por qué te infravaloras? Tú eres el producto de tu alma, todo lo que hay en ella trae como consecuencia lo que eres y cómo eres… Entonces no entiendo por qué dices que no te gusta, deberías de sentirte orgullosa de ella… A mí… - dudé en seguir, desviando mi rostro para apartar mi mirada de él por la vergüenza - a mí si que me gusta… Eres una buena persona en todos los aspectos. Así que no veo nada de lo que tengas que avergonzarte, dudo que algo así no agrade - sonreí aún sin atreverme a mirarle. Me di la vuelta para volver a dejar el blog sobre la mesa y coger otra cosa sobre ésta. - Y hablando de dibujos… ¿Qué te parece si empezamos? - le pregunté mostrándole el regalo que me dio ayer, ya que antes de ponernos con la historia sería conveniente leerlo y conocer un poco más sobre el género.

No cambié mi sonrisa a pesar de sus palabras.

-No es lo que fuera mi alma, me refiero a lo que han hecho de ella... es triste... es un alma muy triste... -expliqué, ninguna palabra abarcaba todo lo que quería expresar de mi alma, por eso lo resumí en esa palabra y dejé que mi voz hiciera el resto.- Simplemente uno ha aprendido a vivir con ello, pero no significa que a otros se les deba enseñar, es peso extra e inútil.-por eso era preferible que no viera.- Mmm... como quieras, empezamos, pero aún no me levanto de aquí, creo recordar que aún no pasaron los veinte minutos que te advertí.- de vuelta a la cara de joker retraje la tristeza hacia dentro y la volví a cerrar con candado.

Sudé nerviosamente al ver que aún no se podía mover. - Espero no haberte dejado impotente… Si no, tendré que cambiar de identidad para que no me encuentre tu esposa… - me asusté de sólo imaginar a una loca y a saber de lo que sería capaz de hacer… o quizás me asustó más imaginarme a Kei con una loca, quién sabe.

Ya que él no podía levantarse volvía hasta la cama, sentando cómodamente a un lado suyo para que ambos pudiésemos ver bien. - Veamos…- pasé la primera página del índice al primer capítulo, dónde venían los primero conceptos básicos - qué es el yaoi… eso lo sabemos de sobra. El rol del seme, uke y suke… - leí en voz alta las definiciones junto con las características más comunes de cada tipo. Una duda llegó a mi cabeza quedándome varios segundos en silencio antes de formular. - Oye, Kei… yo… ¿qué sería? - pregunté llevándome un dedo a mis labios en pose pensativa pero infantil.

-No te preocupes, en cuanto se me pase volveré a funcionar a pleno rendimiento. Aunque a mi esposa poco le importará, si me caso probablemente sea porque a mis padres se les presentó una oportunidad para casarme por conveniencia, y no será necesario que llegue a ello con la susodicha.- muuuchas ganas iba yo a tener de ello, nótese el sarcasmo. Me aparté ligeramente para dejarle espacio al sentarse y me incliné para leer lo que traía.- ¿A mí me preguntas? ¿Eso no deberías saberlo tú? Aunque supongo que eso dependerá, ¿no? De quién sea la pareja y quien parezca más un tipo u otro y tal...

Preferí no opinar nada respecto a lo de los matrimonios por conveniencia, además ya una vez le sugerí que se olvidase de esas uniones de sangre y empezase de nuevo, con o sin mí, sólo él decidiría eso.

- No, no lo sé… - contesté bajito, apenado por el dato - en realidad… es que como nunca lo dije… vamos, que lo tenía en secreto - entiéndase a que me refería a mi “rechazo a las mujeres” - ni tampoco conocía a nadie que lo fuese - seguramente entre mis compañeros alguno habría aunque no mantuve ninguna relación con ninguno - así que digamos que estoy desinformado… Apenas he leído mangas de BL porque no quería meterme en problemas si lo descubrían. Sólo mi hermano lo sabía y nunca le dijo nada a mis padres… Vamos que no tengo mucha idea, ni siquiera sé muy bien como… se hace - admití escondiendo mi rostro en un cojín por la vergüenza. - Y por si te lo preguntas. Sí, tengo dieciséis años… Pero es que nunca nadie me ha hablado de esas cosas, así que sólo sé lo poco que he escuchado a los demás, prácticamente lo básico… Así que en realidad soy un inocentón - seguramente eso no se lo esperaba después de que solía mostrarme lo contrario a eso. - Pero… no sé… creo que… - medité unos momentos con que tipo de pareja me imaginaba - me gustan más… ¿masculinos? Que no sea un hiperactivo, uno más tranquilo, calmado, no especialmente cursi pero cariñoso en sus momentos, un cuerpo trabajado que no sea endeble, que se sepa imponer y controlar y por dios… que sea más alto que yo - aunque no era especialmente difícil de conseguir eso. No sabía cómo definir más al que sería algo así como mi tipo ideal, espero que algo así sirviese para hacerle a la idea. - Si él fuese más o menos así, ¿yo que sería?

No negaré que me sorprendió su confesión tras escucharle casi cada día hablar de yaoi, y mencionarlo al menos un par cada día como lo único interesante de Japón.

-Por alguna razón tenía ciertas sospechas...- negué con la cabeza, superado el ligero shock momentáneo. Obviaré las razones antes él, pero tras lo de ayer, se me había confirmado bastante. Lo de ayer... ay... Dejémoslo para más tarde...- Aunque no sabía que hasta ese punto...-cuando terminó, una única palabra, tan seca como una sentencia:- Uke. Porque sin duda describes a un seme en potencia.

- ¿Sospechas de qué? - pregunté mirándole con desconfianza sin saber a lo que se refería y con gran curiosidad en saberlo, no podía dejarme con la duda, él sacando conclusiones de mí y yo sin saberlo… - ¿Y qué esperabas? Aún cuando tenía trece años no me interesaban esas cosas. Para todos les hacía ver que pasaba de las tias, que eran un estorbo y después nadie se interesó en si sabía o no de esos temas… - no me imaginaba a mi padre dándome una clase de sexo gay…

- ¡¿Uke?! Yo no soy uno de esos chillones que no callan ni bajo agua, pesados e inocentones que se dejan hacer ante sus semes… ¡Yo nunca me dejo hacer! - inflé los mofletes mientras pasaba la página. Mejor era pasar de ukes y semes y ver el siguiente capítulo: “partes de una relación”. - Etto… Kei… - le llamé al rato de haber estado leyéndolo, encontrándome con conceptos que había oído pero nunca me habían dicho que eran exactamente - ¿Qué es… esto? - le pregunté señalándole la palabra “felación” que la ponían como una posible forma de entrar en calor - anda… enséñame también de esto, no sólo las matemáticas y la lengua son importantes para la vida… ¿por fa, Kei-sensei? - le pedí mirándole inocentemente con cara de niño bueno. - Además… ¿sabes? Leí en algún sitio que cuando un hombre de alta categoría se casaba con una mujer, la esposa tenía que hacerlo con su mejor amigo para aprender y así ser buena para cuando lo hiciese con sus esposo… - comenté como si el dato viniese a cuento, simplemente como algo que había recordado.

-Teóricamente uno empieza a sentir curiosidad según descubre sus inclinaciones... Y existe algo llamado "internet".-expliqué con aire cortante, si no se enteró fue porque no quiso.- Di lo que quieras, pero ahora mismo y el resto de veces que hemos hablado has gritado mínimo tres veces en cada conversación, lo de pesado ni se pregunta, ¡y tú mismo te has clasificado de inocentón hace solo unos segundos!-en cuanto escuché su siguiente propuesta me quedé totalmente paralizado.- Tú... ¿te das cuenta de lo que preguntas e incluso pides...?-su cara totalmente desconcertada era respuesta suficiente.- No puedes hablar en serio...-dije en tono incrédulo y con un toque lastimero.- ¿Te lo voy a tener que explicar...?- la respuesta era obvia. Me resigné, desde luego...- A ver, te lo diré de otra forma, en lenguaje coloquial para que entiendas, felación sería sinónimo de mamada, ¿eso te suena más?-callé esperando la inminente explosión, mirándole fijamente con cara de póker.

- Eso ya lo sé pero a ver… Lo primero es que sólo había Internet en el cuarto de mi hermano y no era cuestión de buscar esas cosas delante de él… Nada más lo hice una vez y me pilló. Así que durante ese par de meses de descubrir mi orientación, ya viviendo en Japón, me daba vergüenza informarme de esas cosas, además sólo tenía trece años… Y después de ese tiempo, ni volví a entrar en Internet y prácticamente dejé de preocuparme por esas cosas… - le expliqué sin llegar al fondo del asunto con los motivos pues era obvio que después de su muerte no volvía a entrar a su cuarto y yo no salí más del mío, ni tampoco me veía con ánimos de entrar en esos temas, le dejé de dar cualquier importancia y únicamente guardaba la esperanza de que algún día encontraría a alguien que me quisiera y poder pagar mi deuda para que mi alma quede más tranquila.

Sudé nerviosamente sabiendo que llevaba toda la razón. - Yo no siempre soy así… lo juro - le informé apenado aunque tenía su parte de certeza pues no solía ser gritón y menos pesado… prefería pasar de todos y estar tranquilo, callado en mi mundo hasta que alguien me sacó de él…

Le miré sumamente confuso por su reacción, no vería que hubiese dicho algo raro… quizás malinterpretó algo de lo que dije, quién sabe. Yo solo le pedí que me explicase lo que era, nada más ¿no? - Si me has explicado matemáticas, esto es lo mismo…

- ¡Sí! Eso me suena más - le contesté alegre porque estuviese más cerca de saberlo - eso es de mamantar ¿no? Mamada suena a mamar, lo de la leche y las crías - aunque no sé que tenía eso que ver en el yaoi… ¿es que la leche materna era afrodisíaca o algo?

Me encogí de hombros dando su explicación por válida, aún sin estar del todo convencido.

-Pues, por alguna razón, te muestras diferente conmigo, la pregunta es cuál es más real.-quien sabía... Sí, sé que no lo decía con esa intención, pero desde luego... con la forma en que lo dijo... Tras su respuesta a la nueva palabra me dieron ganas de darme de cabezazos contra la superficie plana más cercana, que era, en este caso, la pared. Resistiendo el impulso, me masajeé el puente de la nariz con los dedos pulgar e índice, suspirando de frustración.- No, Yu, no, no se refiere a mamar en ese sentido... porque entonces ¿qué coño hace eso en un yaoi? Si ambos personajes son tíos... A ver... otra forma de llamarlo sería... mm... ¿trabajo oral? ¿Te suena más eso?

- Esta. Sin duda - le contesté sin vacilar en mi respuesta. Ante todo me conocía y no me era difícil saber que esta era la real. El cómo lo sabía era aún fácil, como soy con él es como yo era con todos y ahora solamente se ha reducido a él, el único que había conseguido despertar de nuevo a este estúpido niño que se arropó de una coraza al resto del mundo para que nadie saliese lastimado.

- Porque con los demás soy de otra forma porque no quieren que sea como yo realmente y sé que tampoco tienen interés en ser mis amigos o conocerme, así que suelo comportarme normal, sin llamar la atención y un poco reservado, nada más - le expliqué tomando como ejemplo los días en mi antiguo instituto, donde simplemente me paseaba por los pasillos sin tomar atención a mi alrededor, no fríamente, sólo la suficiente educación sabiendo que no recibiría un trato diferente en esos lugares.

- ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Yo ni siquiera hablaba y estaba completamente avergonzado, no sólo porque invadiese tu habitación, sino que con los demás soy así, apenas hablo, no me gusta, siento como si fuese a cagarla cada vez que voy a abrir la boca, que tampoco estoy diciendo que eso no sea también verdad pero al menos… contigo me siento libre de hablar - quería que viese mi charlatanería con él como algo positivo y no negativo, no quería que se sintiese ofendido por ello ni que dudase ni un segundo que con él no me mostraba como era.

Sonreí ante el detalle de decir mi nombre, si bien no sabía si lo dijo sin querer, a mí si que conseguía captar toda mi atención cada vez que se lo oía decir, que eran muy escasas veces, sintiendo como si se acercase un poco más a mí al decirlo.

-Anda, pues es verdad… eso no pinta nada en un yaoi, a no ser que alguno de los tíos sea transexual no le veo sentido… - pensé un largo momento el siguiente sinónimo que dijo… Aunque no le encontraba mucho sentido a la palabra “oral” a todo esto, ya que tenía relación con la voz. Negué lentamente con la cabeza encogiéndome de hombros, esa si que era la primera vez que oía esa palabra.

- Vamos, ahora no te hagas el tímido ni el recatado… - le dije con un suave tono de enfada por lo que tardaba en explicármelo, la de cosas que habría hecho y ahora… - dilo de una vez, anda… Si tampoco te estoy pidiendo que me lo hagas, sólo explícalo y ya esta, no puede ser algo tan grave - continué ya un poco impaciente, aunque claro está que esta situación no me estaba resultando aburrida, sino todo algo digno de verlo… Seguramente podría intentar deducir lo que significaba pero era más que divertido hacer que me lo dijese él mismo.

- No tenemos todo el día… aún tengo más dudas, sensei - le informé juguetonamente.

Me alegra saber eso, demostrándolo con una sonrisa torcida que, recientemente he descubierto, es mi sonrisa típica. Nunca hasta ahora había sonreído suficiente para tomar alguna por característica.

-Es que como me lo pidieras te ibas a tragar el portátil, y el librito de postre.-dije agriamente.- Y sin preguntar siquiera. Dios... -me rascó la parte posterior de la cabeza y no le bajo la mirada cuando declaro:- Veamos, si se trata de mamar, traduzcamos, chupar, y es entre tíos, ¿no eres quien a sacar conclusiones solito? ¡¿Qué demonios puede chupársele a un tío?! Pues el pene, coño... Se trata de chupar el pene, felación, mamada, trabajo oral, hacer un francés... todo se reduce a lo mismo.

Ahora sí, callo y espero la reacción, como esta vez no lo entienda, le arreo.

- ¡Las cosas que dices, pervertido! - me burlé arriesgándome a recibir pero que un buen golpe de su parte, pero es que desde luego que es divertido verle así - uhm… pero… ¿qué es pene? - pregunté un con dedo sobre mis labios e inclinando ligeramente mi cabeza para hacerme ver aún más inocente. - Es broma, es broma… - aclaré antes de que pensase en el suicidio como una vía fácil, empezando a reír a carcajadas sin poder evitarlo, entendiendo por qué me tragaría el portátil si se lo pidiese - tranquilo, tranquilo… - dije entre medio de las risas intentando acallarlas - no te voy a pedir que lo hagas… - dije fingiendo que mi ataque humorístico había finalizado y volvía a la seriedad y cordura habitual - …pero si quieres hacerlo, no te voy a quitar la ilusión - agregué volviendo a reírme yo solo, esta vez con tanta intensidad que hasta el vientre me empezaba a doler y me removí entre la cama sin poder parar golpeando el colchón con mi puño. - Va, va… lo siento, ya esta, ya pasó… - dije incorporándome para volver a sentarme y toser para aclararme la garganta pero a los pocos segundos… de nuevo retomé las risas sin poder evitarlo, no podía parar - ay, Dios…jajaja no puedo más, me meo jaja - me levanté de la cama intentando respirar mientras me descoyuntaba y me dirigí corriendo hasta el baño donde rápidamente vacié un poco el depósito para volver a la habitación, ya al fin más relajado abanicándome con la mano para que se me pasase el agobiante calor que me había entrado. - Ay… Perdón, pero es que… ha sido buenísimo… - intenté con eso justificarme, para después volver al tema principal - pero es que no sólo eso se puede chupar, que los tíos no pensamos sólo son eso… También se pueden chupar los pezones o el lóbulo o los labios o… - callé de repente por mi estúpida metedura de pata, que si bien no había dicho nada mala, nada más mencionar los labios recordé lo ocurrido anoche, sonrojándome sin querer e intentando disimular que no estaba pensando en lo que estoy pensando. - Es que… eso es repulsivo ¿no? - pregunté evadiendo un poco lo anteriormente dicho - ¿quién querría hacer algo así? Llevarse eso a la boca no tiene ni que ser higiénico… Además… no me digas… que hasta se corren dentro de la boca… - medio pregunté con una mueca de repulsión en mi cara - ¡que asco, que asco! - grité con tan sólo imaginarme lo mal que tendría que saber eso y la sensación de todo eso metido en la boca… puaj.