Bloody Mary (Yu) (cerrado)

Sentí como todo mi cuerpo se estremecía al verme rodeado entre sus brazos por un aún más protector y necesitado abrazo. Sus palabras y gestos me congelaron y me volvieron a la realidad con esperanzas. Es cierto, estaba vivo, estaba conmigo, podía sentir la respiración de su tórax en un rítmico sube y baja, la circulación de sus venas en las pulsaciones de su pecho, los suaves susurros cerca de mi oído pronunciados con tal sigilo que parecía no querer dañar los oídos de quién los escuchase y el calor de su cuerpo que tras esa apariencia gélida esconde un cálido interior.

Me apené por el hecho de que con mis incesantes lágrimas empecé a mojar su camisa pues sus palabras no hicieron más que aumentar mi llanto, aunque empezase a tornarse a uno de conmoción, uno que no me importaría que me provocase todos los días si él iba a estar a mi lado para consolarme. No sentía que él tuviese la culpa ni la primera vez que lloré frente a él pues siempre lloro aunque nadie vea mis lágrimas, sólo que con él, las mostrase físicamente o no, él las vería como lo hizo cuando se levantó de la cama a abrazarme, así que no tenía modo detenerlas frente a él.

"Eres mi primer y único amigo" retumbó en mi cabeza dominando todas las emociones anteriores y por consiguiente, disminuyendo el llanto pues no había lugar para él en mi impresión. A parte de que esas palabras fueron de las que más me alegraron en toda mi vida, también sentí miedo de ellas porque fuesen a hacerse demasiado presentes en mí y querer mantener de por vida la palabra "único" y temí mostrarme tan egoísta como para no querer que nadie más se acerque a él para ser sólo yo su única ayuda y la persona que le sonriese, pero ese deseo lo mejor sería reprimirlo cuanto antes aunque en mis entrañas invadan los celos.

Nada más empezar a escucharle sentí como cada vez que abría su boca era para dejar caer una gran verdad, lo que me incitó a seguir cada una de sus palabras con atención, apegarme más a su cuerpo y disminuir los sollozos para escucharle mejor.

No ser odiado, ser echado en falta, no ser culpable... eran palabras nuevas para mí, que mis oídos jamás habían escuchado, al menos no dirigidas a mí, pero si para ir hacia delante debo de añadir esas frases a mi vocabulario, por las cosas que me quedan por vivir y por las personas que me queda por conocer y que conozco, las añadiré si hay que añadirlas.

- Gracias... - murmuré contra su pecho que dudo que hubiese escuchado. Le estaba tremendamente agradecido, más porque la fortaleza de su abrazo fue transmitida a mi alma que estaba decidida a seguir andando por las personas que ahora luchan por que lo haga, a confiar en lo que hago y sobretodo mantenerme fuerte ante lo que la corriente pueda traerme y esta vez no usaré máscaras pues no las necesitaré mientras él siga aquí, aunque es algo que nunca me atreveré a admitir ante los demás. - Dejaré el tabaco, al menos poco a poco... Te lo prometo - le dije mientras sentía sus dedos sobre mis mejillas limpiando dulcemente todo rastro de las olvidadas lágrimas, pues Kei es así, una persona tierna. - La gente desiste a la primera conversación porque no se dan cuenta de que alguien ha suplantado tu lugar y esta persona dice llamarse Kei, pero yo no le creí. Por eso no me conformé con un impostor y quise esperar para conocerte y el tiempo mereció su espera - le sonreí para luego frotarme los ojos que habían quedado algo rojos.

- ¿Puedo... quedarme así... un poco más? - pregunté tímidamente intentando volver a la postura anterior que tan bien me hacía sentir, aferrándome a su brazo con fuerza mientras acercaba mi cabeza a su pecho - esta vez no quiero dejar de sentir que estás vivo y conmigo - susurré lo más bajo que pude cerca de su cuerpo aunque sin llegar a posar mi cabeza sobre él, no hasta que me diese el permiso para hacerlo - gracias... te quiero - le confesé con total inocencia dejando cerrar los ojos pues los párpados empezaban a pesarme - wǒ huì dí tiān shǐ bǎo hù nǐ... (*) - ni siquiera sé si llegué a pronunciarlo pues estaba ya medio dormido, pero si fue así y mis boca susurró mis pensamientos, espero que Kei no sea más inteligente de lo que pienso y no entienda el chino...

* Wǒ huì dí tiān shǐ bǎo hù nǐ = yo seré el ángel que te proteja.

Asentí conforme a su promesa, obviamente satisfecho. Aunque mi expresión cambió ràpidamente al oír sus siguientes palabras a una mueca de asombro. Ciertamente, pocas personas llegaban a conocerme, pero no crei que el hubiese llegado a es grado tan pronto. Suavicé la mirada, sabía que normalmente el hecho de que alguien descubriese mi coraza me molestaría, pero en esta ocasión sólo me dejó una sensación de calidez. Vi como se frotaba los ojos con el puño y me recordó curiosamente a un pequeño gatito, lo que me sacó una sonrisa internamente.

No me sorprendió su otra petición y comprendí sus motivos. No le dí mucha importancia al hecho de que me dijera que me quería, ya lo había comprendido por sus gestos y que me lo dijera no cambiaba nada salvo que el pronunciarlo lo convertían en algo real, sólido.

A pesar de que mi chino era bastante pobre entendí el sentido de la frase distinguiendo el significado de un par de términos, distinguiendo "ángel" y "proteger", y conociéndolo (sentí un cierto vértigo al darme cuenta de cuanto en tan poco tiempo) supuse que se refería a sí mismo como mi ángel protector. Le acerqué de nuevo su mejilla a mi pecho en mudo permiso para permenecer ahí el resto de la noche si lo deseaba.

-También yo te protegeré.-temo que sonó un ligerísimo timbre de burla que espero no notase, ya que estaba seguro de que él no pretendía que le entendiese. Me prometí a mí mismo que mi amabilidad se limitaría a esta noche, mientras se filtrase por la ventana la luz de la luna, mañana volvería a recomponer mi máscara.

Suavemente, comencé a tarear una lenta melodía de música clásica, igual para mí que para él.

Sonreí complacido cuando sentí su mano acercarme hasta a él hasta quedar tocándolo con mi mejilla, la cual se tiñó de un avergonzado sonrojo al oír sus palabras. Para la próxima vez tendré más cuidado y tendré en cuenta que al parecer maneja mi idioma, creo que eso será bastante problemático a veces. Aunque todo hay que decirlo e ignorando la vergüenza por mi metedura de pata, debo admitir que sus palabras aparte de cohibirme también me encantaron impidiendo que la sonrisa se fuese de mi rostro y así sería toda la noche, mientras escucho su dulce melodía que me llama a cae en los brazos de Morfeo, mas esta noche no podrá ser, pues son los de Kei los únicos que deseo.

-Te advierto que mañana volveré a recontruir mi máscara.-susurré finalmente, confidente, dando por finalizada la noche.- Guarda ésto como un sueño de una noche...

Y al fin descansé la cabeza en la almohada dispuesto a descansar lo que me quedaba de noche y cerré los ojos, sin dejar de tararear suavemente.

_______________________________________


Lo primero que noté al abrir los ojos fué que juzgando por la luz que entraba por la ventana, había dormido más de lo habitual. Lo segundo fue la total falta de resaca salvo por una sensación pastosa en la boca. Lo tercero fueron unos brazos alrededor de mi cintura y un sueave cosquilleo provocado por una respiración muy cerca de mi pecho. Bajé la mirada para ver cómo Yu no se había movido en toda la noche mientras bostezaba perezosamente. Con cuidado para no despertarle aparté sus brazos de mi cintura y me incorporé saliendo de entre las mantas.

Al levantarme lo tapé algo más con la manta antes de acercarme a mi mochila (que aún me asombraba la cantidad de cosas que había logrado embutir ahí dentro... parecía el bolsillito de Doraemon...) saqué un pequeño (que sí, cabían muchas cosas, pero de ahí a un súper-reproductor hay un cacho) reproductor de música con uno de mis CDs favoritos ya dentro. Pronto Claro de Luna inundó la habitación con una melodía a bajo volumen. Me lavé la cara y los dientes en el baño para enseguida ponerme a recoger las botellas de vuelta a la maleta y lavé los vasos usados en el baño también. Una vez todo recogido y tras echarle un vistazo a la pacífica expresión de Yu comencé a desnudarme y buscar algo de ropa en mi armario con que cambiarme.

Ahh... ¿ya es por la mañana? Yo quiero dormir un poquito más... ¿Qué hora será? ¿Uhm? Hace un poco de frío. No, porque parece que estoy arropado, pero extrañamente este calor se siente frío, no es el mismo calor de antes ¿por qué será?

Empecé a moverme sin parar en la cama enredándome entre las sábanas aún sin querer abrir los ojos para no terminar de despertarme pero al escuchar de fondo música, la curiosidad por saber qué pasaba a mi alrededor me venció y terminé por abrir los ojos aunque no sirvió de mucho porque lo vi todo borroso aunque noté como algo parecía moverse por la habitación.

Me incorporé con brusquedad aunque no tardé en arrepentirme pues al hacerlo mi cabeza parecía moverse sola y empecé a ver algunos destellos. Eso me recuerda que creo que no he comido prácticamente nada en 24h y un ruido procedente de mi estómago lo confirmó. Mi cabeza aún medio dormida no paraba de dar vueltas así que volví a tirarme en la cama no sin antes comprobar qué pasaba aquí, pero rápidamente supe que sólo se trataba de Kei...

Un momento... ¡¿Kei?! ¿Qué hace él aquí cuando mi compañero de habitación es Raiku y... por qué no siento mi ropa en mi cuerpo? ¿Y como es que si los dos hemos dormido aquí y la otra cama esta intacta...? No puede ser que hayamos dormido en la misma cama desnudos, ¿no?

Lo más rápido que pude volví a reincorporarme ignorando completamente cualquier síntoma de resaca, para encarar a Kei que estaba... Oh no... ¡está desnudo! ¡y se está vistiendo! ¿Alguien que me explique por qué se está vistiendo y no estaba vestido ya de antes? Mierda, mierda... no, no, eso no puede ser... A ver, recuerda la noche anterior... Vine a su habitación, bien, entonces estoy todavía en su habitación, la cosa es ¡¿por qué sigo aquí y los dos desnudos?! Después empezamos a beber y... seguimos bebiendo y yo me pasé bebiendo y...

- ¡¡TÚ!! - le grité con rabia con los ojos llorosos, quizás estaba dramatizando un poco pero es que... - ¡¿cómo te has atrevido a APROVECHARTE de mí?! ¡Me dijiste que no me ibas a hacer nada! ¡Mentiroso violador pervertido! Yo quería mantenerme virgen y entrarle mi bishuawe al hombre de mi vida... - dejé de hablar a gritos cuando un aura depresiva me inundó mientras me abrazaba a mi mismo por las piernas en un inconfundible gesto de trauma - y encima no recuerdo nada, no recuerdo cómo lo hemos hecho y pedía mi virginidad... - un momento... eso es mejor para mí, ¿no? ¿Para qué querría recordar yo tal traumatizante recuerdo de cómo lo hacía con Kei...? ¡Vamos, ni que quisiera recordarlo!

En un mismo momento me quedé dividido entre dos reacciones:

1. Enfadarme y arrearle una hostia a ver si se le iba la resaca y le volvían los recuerdos.

2. Reírme descaradamente de la cara de loco desesperado que se le había quedado.

Al final me quedé con un punto medio: me acerqué de dos zancadas hasta mi cama y le dí un capón en la parte alta de la cabeza mientras dejaba escapar algo de risa por lo bajo.

-A ver si con ésto se te refresca la memoria, si es que... Mira al listo que ayer afirmaba que cuando se emborrachaba lo recordaba todo al dia siguiente. Para tú información ayer no te hice nada, ni ganas de ello, la ropa te la quitaste tú solito por el calor y yo ahora me estoy cambiando. Además, créeme... si lo hubiéramos hecho te habrías dado cuenta enseguida.-me expliqué. Obviamente me había levantado de buen humor, porque normalmente le habría dado un capón y santas pascuas. No obstante le miré con cara de hastío ante semejante conclusión. En realidad una parte de mí se alegraba de que no recordara mi ataque de debilidad nocturno.- ¿Irás a tu habitación a cambiarte o me pedirás algo de mi ropa? ...Aunque creo que te quedará grande.-lo último fue una pequeña vengaza, dicho con algo de malicia.

Le miré confuso pues si no lo habíamos hecho... - entonces cómo es que tengo recuerdos en los que... - pensé en voz alta aunque muy bajito cuando unos recuerdos me pasaban a la mente, algo que me decía que entre nosotros había habido un acercamiento y mi memoria empezaba a recordar poco a poco. Había algo que no me cuadraba... De repente unas imágenes y palabras perfectamente grabadas en mi mente acudieron pero sin embargo, Kei dice que no pasó nada, entonces la única opción posible que quedaba era... - ¡¡¡¡AHH!!!! - grité mientras daba un bote de la cama del susto que acabé tirado en el suelo con un gran culetazo. No podía ser... ¿había tenido un... sueño e-e-eró-eróti... con... ¡con Kei!? Oh, no, eso es imposible, ¡yo no me dejaría hacer ni en mis sueños! Aunque mi subconsciente demostró lo contrario...

Volví a mirar a Kei esta vez con horror por mis pensamientos (y yo que me consideraba un chico sano, puro y de mente limpia...) intentando disimular mi nerviosismo. ¡Mierda! Este Einstein ya debe de saber lo qué soñé...

Bueno, al menos con sus palabras pude recordar la noche anterior diferenciando la realidad de mi sueño con claridad. Joder, como para no soñar lo que soñé... si anoche parecíamos dos tortolitos y mi subconsciente me jugó una mala pasada, ¡eso es!

No pude evitar sentir rabia por su actitud ¡se estaba burlando de mí! ¿Y qué era eso de que me hubiese dado cuenta en seguida? ¡Já! Para su información en mi sueño no es que estuviese muy dotado... - Ya, ya... los que más presumen son los que luego tienen menos que presumir - obviamente NADIE se burla de Yu y se va de rositas.

- ¿Me estás llamando enano…? - le miré acusadoramente por osar a llamarme pequeño ¡a mí! - Para tu información, iré a cambiarme a mi habitación, no quiero las ropas de un pervertido - le contesté con el mismo tono de enfado infantil remarcando la última palabra. - Y que sepas, Einstein… que todo el mundo sabe la regla de proporciones en función de la estatura y los bajitos somos los mejores dotados - reí con superioridad aunque en China no era considerado una persona baja ya que no solemos ser muy altos... Bueno, quizás sí que era un poquito más bajo de lo común...

-Tienes recuerdos en los que... ¿qué?-inquerí sin real interés mientras me colocaba unos vaqueros grises algo anchos de pernera.- En cuestión de pervertidos ganarías tú, yo no fuí quien ayer insinuó que no le importaría.-sí, lo admito, ha sido un golpe bajo, pero recordemos la noche anterior y lo de que nadie le puede hacer nada "al menos que él sí quiera".- No te llamaba enano, te llamo niño, y en cuestión de proporciones... niño, me temo que sales perdiendo.- lo miré significativamente de arriba abajo. Todo ello dicho con total indiferencia.

- ¡En los que nada! ¡Sólo fue un sueño! - contesté demasiado borde para mi gusto queriendo zanjar ese tema un poco irritado pues por primera vez, en esta ocasión si había conseguido ofenderme. Mencionar eso fue un golpe bajo y la verdad creo que eso sobraba decirlo. - ¿Sabes? Me da igual lo que digas, paso de competir contigo, ya todos sabemos lo perfecto que eres - realmente no iba con intención de ser un halago, mas bien le estaba llamando indirectamente creído, pues sólo uno tendría la cara de regocijarse en que alguien se le insinuó. Creí que esa parte de la noche íbamos a ignorarla y el que la recordase me sentó bastante mal, no era yo el único, solo digo eso. - Piensa lo que te dé la gana... que voy por ahí insinuándome a la gente y provocarla como una zorra o si prefieres la opción romántica, también puedes pensar que me he enamorado de tí, que deseo que me ames y ser solamente tuyo... Me da exactamente igual lo que pienses y ahora, si no te importa, voy a mi habitación a cambiarme - contesté fría e indiferentemente (aunque realmente no me era indiferente), quise no haber hablado así pero me sentía dolido, porque no sabía si al regocijarse en que me le insinué, estaba tomándome por un prostituto barato o creyendo que me gustaba y que estaba a sus pies. Pero me da igual sea una cosa o la otra, simplemente eso quedó fuera de lugar y por educación pudo habérselo aguardado. Ya que anoche quizás dije más de la cuenta y en ese momento estuvimos a punto de besarnos y parecía que a ninguno nos importaría... Pero no lo hicimos, así que no hay que rebuscar más en la herida.

Me acerqué hasta la silla del escritorio con rostro serio y sin decir palabra tomé mi ropa y me dirigí hacia la salida con intención de irme de allí de una vez porque tenía ganas de huir de allí ya, pero tampoco corrí pues quería saber si tenía algo que objetar.

Saqué una camiseta azul clara con una espiral de un azul más oscuro.

-No pensaba nada.-remarqué el "nada" mientras me la pasaba por la cabeza.- Fueron cosas de borrachos, simplemente.- me encogí de hombros y pude una mueca de "solo bromeaba contigo".- No soy perfecto ni por asomo, y no me agrada que me lo digan ni en broma.- fruncí los labios con disgusto... "perfecto" y "hermoso" eran dos de los adjetivos favoritos de una persona en la que prefiero no pensar.- Esa voz no te va, estás más lindo cuando exageras que indiferente.- durante esa frase me voy alisando la cmisa, con la excusa perfecta así para no mirarle mientras mis labios vocalizan la palabra "lindo".- ¡Ah!- casi se me olvida.- Y... no te aconsejo que salgas al pasillo solo en boxers...

Me quitó un peso de encima cuando él mismo catalogó eso como "cosas de borrachos", que es lo que eran. Gracias a Dios que estaba de espaldas y no pudo ver mi sonrojo al oír la palabra "lindo". Me di la vuelta al escuchar su último comentario que me hizo sentir torpe al no caer en ese detalle - es que soy un provocador ¿qué no lo sabías? - le dije con un notable falso enojo sacándole la lengua con burla, volviendo a exagerar aunque no es porque a él le pareciese más lindo siendo así.

Sin vergüenza ninguna salí de la habitación cerrando la puerta tras de mí, ¿creía que no me iba a atrever? Total, mi habitación estaba al lado y en un minuto conseguí ingresar en ella y coger la primera ropa que encontré para volver con ella en las manos a la habitación de Kei para vestirme allí, ya que Raiku seguí a durmiendo y no quería despertarle.

Una de vez de vuelta a la habitación me apoyé sobre la puerta exhalando un largo bufido. - Uff... no vas a creerlo, un poco más y me violan dos tipos ahí fuera, he tenido que dejarlos KO - le conté el tremendo peligro que corrí ahí fuera por andar en boxers, ya que como era de esperar en un sábado, todo el mundo seguía durmiendo o en cualquier lado menos en los pasillos y en las clases. - Uhm... oye, ¿qué planes tienes para hoy? - le pregunté intentando no sonar muy interesado, empezando a ponerme la ropa casual que traje.

-Pobres desgraciados.-entoné con ironía.- Pues supongo que me dedicaré a entrenar, hace una semana al menos que no lo hago y voy a perder la forma.- cogí un libro de la estantería para luego de entrenar, Cujo, otro de Stephen King.

- Así sabrán con quien se meten la próxima vez - reí con prepotencia una vez que había terminado de vestirme. - Pobre, debe de ser horrible... yo odio hacer ejercicio. ¿Y qué practicas? - le pregunté antes de volver a dirigirme hasta la puerta, creo que ya habíamos pasado demasiado tiempo juntos y era hora de perdernos de vista un rato. - Bueno, en ese caso yo iré a desayunar algo y ya nos veremos por ahí. Tome, por si necesitas algo, aquí tienes mi número - le entregué un papel en el que apunté mi número con mi nombre.

Me guardé el papelito en el bolsillo sin necesidad de mirarlo.

-En realidad no, me gusta, aclara la mente y te hace sentir bien. Tambien sirve para no pensar y muchas otras cosas, como desarrollar autocontrol y autoconfianza. En realidad practico una mezcla de diversas cosas, artes marciales, por ejemplo taekwondo, hwa rang do, aikido y judo. Aunque en relaidad no se parece del todo a ninguna, porque es una gran mezcla.- expliqué mientras me protegía las manos con unos guantes, normalmente usaría vendas, pero en ese momento preferí ser práctico, ya que solo sería un poco para recuperar la forma.- De todas formas solo practicaré un poco algunos movimientos y correré ya que no tengo nadie con quien practicar.- me encogí de hombros.

- Pues a mi me hace sentir fatigado... - contesté con cara de sufrimiento, la misma que ponía cuando llevaba más de cinco minutos entrenando. - Aunque me gustaría ver lo que haces, sin ser yo tu contrincante, claro está - aclaré mirando a su cuerpo que efectivamente parecía haber sufrido varios entrenamientos y no era tan masoquita como para ofrecerme a pelear con él. - Bueno, en ese caso yo iré a ver si compro algo de pocky's para todo un mes, hoy empieza mi primer día sin tabaco... - casi lo había olvidado y me parece que hoy será un día muy largo - en fin, será mejor que busque entretenimientos - inconscientemente pensé en algún manga o algo yaoi, una buena catalisis y manía de la que ni miles de Kei's conseguirían quitarme - nos vemos más tarde - me despedí cruzando por la puerta.

Sonreí de lado sin que él lo notara. Me cambié las vendas de la frente por una bandana azul oscuro. Con el libro bajo el brazo y mi expresión seria repuesta salí de la habitación de camino al bosque en el que pasaría el resto de la mañana.

CERRADO