Feliz 1 de Enero (Yukimura Kei) (Cerrado)

Durante un momento tuve el impulso de agarrar la botella a mi lado para tragarlo todo de golpe, tanto el líquido como toda esta situación, pero reprimí sabiendo que si lo hacía no mejoraría nada y me arriesgaba a que la actitud afectuosa de Kei se viese cortada.

Entreabrí un poco los ojos al sentir sus fuertes brazos deslizándome con delicadeza y no los cerré cuando refugié mi rostro cerca de su pecho, apoyando suavemente mi cabeza sobre éste. Me sorprendí de mi mismo cuando me di cuenta de que mi vista se había vuelto más nítida porque no tuviese nada delante que la nublase y de que mi mente correspondía a mis ojos que también parecía dispersarse.

- Ya me encuentro mejor... - comuniqué con voz débil porque mi garganta parecía estar encogida por el rato que llevaba en silencio. - Ha sido mi culpa - admití no queriendo que él pensase que había sido cosa suya, no dejaría que pensase que mis lágrimas llevaban su nombre porque sabía que lo haría, que creería que fue él quien me hizo llorar. Pero él no podía tener la culpa de que yo le quisiera, era un sufrimiento inevitable, una consecuencia que debía de asumir por haberme enamorado de quien no debía. - Lo siento... lo estropeé todo - susurré con un pequeño reflejo más alegre y torpe que siempre empleaba para disculparme. Por mis meteduras de pata y la mezcla de mis sentimientos siempre acababa llorando como un idiota.

Suspiré con alivio, eso estaba mejor, dentro de lo que cabe. Si yo no era capaz de dormir por los problemas que me rondaban la cabeza quería que al menos Yu sí. No quería preocuparle más, no quería que sufriese más por mí. Tanto era mi esfuerzo que cuando volví a hablar, el tono que utilicé fue mucho más ligero e incluso bromista, y casi me lo creí hasta yo... casi.

-Qué bien, me alegro. Ya no te preocupes y descansa, solo una duda... ¿por qué curiosa razón siempre terminas invadiendo mi espacio personal sin que me de cuenta hasta que ya lo hiciste?

Contrario a mis falsas quejas seguía acariciándole relajadamente la cabeza.

Me ahogué una suave risita que acabó escapándoseme.- Porque soy pequeño y paso desapercibido. Algo bueno que tiene serlo y por lo que puedo aprovecharme - correspondí al mismo tono de voz, sabiendo que no le molestaba porque en tal caso, me apartaría sin más. - Además es tu espacio personal quien me llama a ser invadido... - me excusé aunque era completamente cierto - lo tienes escrito en la cinta de tu frente... Despiértame cuando amanezca... - fue mi último pedido para poder ver juntos ese momento como habíamos prometido hacer.

Ya dejaría de atormentarte, estaba decidido a que tenía que olvidarlo. Así estaba bien. Ya esta situación no sería triste nunca más. Nunca le diría. Ya no sacaba ninguna esperanza. Abandono. Porque no sé si es temprano o es demasiado tarde. Por no aclarar las cosas, esto será por siempre infinito y no habrá cabida para otros sentimientos. Reniego de ellos.

-Aprovechado...-lo insulté en broma.- Buenas noches, Yu. Ya está cerca el amanecer de un nuevo año.

Volví a acomodar las mantas sobre él antes de apoyar la cabeza sobre la almohada. Con o sin sueño, esa postura era más cómoda si, como parecía ser el caso, Yu pretendía dormir junto a mí lo que quedaba de noche.

- Dulces sueños... - susurré cerrando los ojos para no volver a abrirlos y buscando su mano para enlazar mis dedos en ella hasta dejar de sentir su tacto. Durante esta noche no me separaría de él, por el momento era incapaz de dormir lejos de él sin que me abrumasen las pesadillas, sin el ángel guardían de mi sueño en el que se había convertido.